23 de abril de 2008

Leer a Paz, a diez años. ("El Columnista-Puebla-23/04/08)

Renace del olvido un proyecto que se originó gracias a la propuesta que recibí de una amiga bloguera para publicar una columna esporádica en el suplemento Laberinto en su versión veracruzana del diario El Portal de Milenio Diario. Agradezco a Mario Alberto Mejía la oportunidad de continuar con esto, quien siempre ha tenido la puerta abierta para que estas humildes letras se expresen.
-
Este año en México es inédito. Por un lado está la FIL-Guadalajara que aparte de recibir a Umberto Eco y Alessandro Barricco, hará homenajes a Carlos Fuentes y a Monsiváis. Pero también estamos recordando los diez años de ausencia del único Nobel de Literatura que tiene México: Octavio Paz. Controvertido en todos los aspectos. Odiado o amado. Respetado y criticado hasta por su forma de ir al baño. Al fin y al cabo Paz. Mi forma de leer es exquisita, pobre para algunos. Pero Paz aún no pasa mi muralla de aceptación. A Paz lo he aprendido a valorar en el transcurso que llevo conociendo a los escritores del Crack. Gracias a ellos es que Paz está pasando esa muralla que me ha mantenido alejado de su literatura. Lo que voy a decir, para algunos será casi como un magnicidio, pero Paz ejerce en mí, el mismo asco que Hugo Sánchez. Ambos son considerados los grandes representantes de México a nivel internacional, y se dice que no habrá nadie superior a ellos, ni a su nivel. Pero los han inflado tanto, los han elevado al grado de semi-dioses terrenales que dejaron de hacerlos táctiles. Parecen seres inalcanzables. Yo no dudo de su calidad, a ambos me tocó verlos, quizá ya no en sus años de grandeza y lucidez, pero pude verlos. De chico admiraba a Sánchez, porque no admirarlo era crimen nacional y Paz, bueno él, deben comprender el asunto de la edad, me dormía.
-
Cuando Pedro Ángel Palou recién había asumido la Rectoría de la UDLA-P, organizó un homenaje a Gabriela Mistral, acto seguido nos escapamos literalmente de la fiesta para ir a su oficina donde me dio un tour y me presumió su cuadro de Paz hecho por Alberto Gironella, después discernimos sobre Octavio, y le dije, según recuerdo: me cae mal, por mamón y creído. Lo dije porque recuerdo uno de sus tantos programas que alguna vez repitieron en el Canal 22, donde afirma ser mejor poeta que cualquiera de sus contemporáneos, Pound, por ejemplo. Eso me hizo vetarlo. A eso le agregamos que sus herederos: Krauze, Domínguez Michael, son doblemente creídos, pues más aún.
-
Últimamente y hay testigos, he perseguido el mítico Laberinto de la Soledad, pero se me ha negado. Se esconde. Tal vez tenga razón Fresán acerca de que “los grandes libros nos rechazan hasta que nos sienten dignos de ellos o hasta que, resignados, comprenden que jamás estaremos a su altura”. Por cierto, Palou me contestó: algo hay de cierto, pero Paz como escritor es grande, deberías de buscarlo y lo discernimos.
-
Sólo unas preguntas: ¿por qué en pasado reciente el mundo literario se desvivió por García Márquez, mexicano por adopción, y ahora no veo el mismo fervor por Paz?, ¿sacarán alguna novedosa edición sobre Laberinto de la Soledad como lo hicieron con Fuentes o Márquez?