9 de diciembre de 2013

Nettel: ésta que fui-(Sexenio-Puebla 05/12/13)

Los descubrimientos literarios que he tenido en mi corta vida, siempre han sido fortuitos y extraordinarios.

Hace algunos meses tuve la oportunidad de conversar y compartir el pan y la sal con Guadalupe Nettel. En su conversación pude percatarme de una mujer con fortaleza vivencial, lo que prometía una narrativa con entraña.

Nettel ha incursionado en la narrativa como cuentista.

El cuerpo en que nací es su primera novela y esta se inscribe en un “novedoso género”: la narrativa vivencial; por decirlo de una forma. Con mucho auge recientemente, ahí están Julián Herbert, César Tejeda; por nombrar unos.

El cuerpo en que nací es la novela dentro de la novela.

Es el confrotamiento que Nettel hace con sus distintos “yo” que la convirtieron en la mujer que hoy es.

Nettel -a lo largo de casi doscientas páginas- demuestra al lector cómo la vida es digna de ser novelada, sin tapujos ni pretensiones absurdas.

Aquí puede leerse la infancia y la adolescencia de Nettel: su paso por un Liceo, sus amistades y la distancia que tomó con cada una de ellas; sus complicadas relaciones familiares con su madre, abuela, padre y hermano. Su vida entre dos patrias: México y Francia. Su necesidad de libertad y cómo la encuentra -relativamente-  en el acto de leer y escribir narrativa.

La narrativa como un ejercicio catártico, una de las grandes naturalezas de toda expresión artística está bien plasmada en la novela de Nettel.

El acto ficcional se lo deja al lector. El lector podrá decidir si todo lo contado es ficción o si ésta recae en la idea de plasmar lo narrado como una suerte de revelaciones ante el psicoanalista.

No es una novela que duela, pero sí atrapa y te da un aire de renovación, de pertenencia.

Yo quiero ser miembro del ejército de trilobites y que mi generala sea Nettel.


Una novela auténtica, fresca.

5 de diciembre de 2013

La fotografía hecha poesía-(Sexenio-Puebla 29/10/13)

La fotografía y la poesía podrían ser hermanas; ambas ofrecen imágenes específicas.

Para obtener una excelente toma son horas de espera; mientras que para escribir la metáfora perfecta pueden transcurrir muchos versos.

Charles B. Waite; quien junto con Winfield Scott los cuales –según Casas de la Torre Benigno[1]-, pertenecieron a la última generación de fotógrafos viajeros que aún recrearon los paisajes mexicanos, así como su diversidad cultural.

A Waite, señala Hernández en su nota introductoria al poemario; le interesó capturar imágenes de la gente, dando por igual si fueran pobres o ricos, zapateros o toreros; pero –quizá- las fotos más atractivas para el poeta son las realizadas a las niñas mexicanas, ya que le ofrecen un vaso comunicante con el escritor Lewis Carroll y le sirven para edificar muchas de las metáforas eróticas que contiene este poemario.

Ante la inexistencia de alguna entrevista o una que otra nota, donde Waite compartiera su experiencia mexicana; Francisco Hernández decide crear un diario que sirva para capturar las posibles palabras que Waite escribiría.

Francisco Hernández en Diario sin fechas de Charles B. Waite demuestra una vez su gran capacidad poética al entregar un poemario donde pone -con gran atino- a dialogar a la poesía con la fotografía.

A través de este poemario, el lector conocerá las inquietudes y los motivos que llevaron a Waite a retratar ciertos lugares, así como las sensaciones y el erotismo que le provocó capturar la inocencia y la pureza de las niñas del México porfirista. Hernández logra darle voz a Waite y el lector sentirá que es el fotógrafo quien escribió esto.

Un poemario donde la gran metáfora es la existencia del Diario y donde Hernández tan sólo pareciera el investigador que rescató del olvido las palabras de Waite.

Francisco Hernández ha sido acreedor a diversos reconocimientos como el Premio Poesía de Aguascalientes (1982), el Premio Xavier Villaurrutia (1994), el Premio Mazatlán de Literatura (2009) y en el 2012 fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura; ente otros. Hernández es uno de los pocos poetas, que sin necesidad de grupo o círculo de escritores ha logrado consolidarse con los años y demostrar que la poesía está más allá de posiciones políticas y/o culturales. De los pocos escritores que puede presumir que sus premios están respaldados por su poesía y no al revés.



[1] http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=4570