8 de abril de 2013

¡A beber palabras!-(Sexenio-Puebla 04/04/13)



La columna pasada –so pretexto de Abismo de Ana Belén Barradas- escribí acerca de las nuevas voces poblanas que han ido emergiendo en los últimos años.

Si a Pedro Ángel Palou le debo, en gran medida, mi acercamiento a muchos de los autores que han pasado por mis manos y hoy son parte de mi biblioteca personal. A Jaime Mesa le agradezco mi aproximación a esas prosas poblanas que exigían lectores y encontraron espacio en la antología narrativa Piezas cambiantes. Una de esas voces es la de Eduardo Sabugal. A raíz de esa antología vinieron una serie de ediciones donde Arturo Ordorica, Juan Carlos Reyes y Sabugal tuvieron la oportunidad de publicar su primer libro de cuentos.

Sabugal es uno de esos pocos autores que goza del cine, la música, la cultura popular, da clases, conduce programas de radio, degusta la buena bebida, goza de viajar, ejerce la crítica literaria y cinéfila; empero permanece alejado del “mundo literario”, rara vez se le verá como parte del público en las presentaciones de libros. Tampoco es un autor que se haya cocinado en los tradicionales talleres literarios. Sabugal es un escritor de cepa, de los hechos a la antigua y todo eso está plasmado en su prosa. Por eso leerlo es toda una aventura y dar una opinión literaria sobre su obra se antoja muy insolente.
Sabugal juega a ser Dios mientras escribe y lo deja muy claro en Liquidaciones.

A  los personajes de estos cuentos, les otorga el libre albedrío  necesario para que se entreguen al placer, lo disfruten y como cruel ironía paguen –posteriormente- una condena líquida. Dime qué tan amplio es tu deseo y te diré cuán tan alta será tu condena; pero también dime qué bebes y te describiré quién y cómo eres; parece reflexionar Sabugal en esta colección de cuentos.

Vino, pulque, té, leche, café y whisky son los protagonistas de Liquidaciones, pero también la propuesta estética de este libro; pues cada cuento pretende adueñarse de los efectos y las propiedades de las bebidas y convertirlas en palabras.

La narrativa de Sabugal es la más poblana de todas, ya que su manejo variado de técnicas narrativas, sus amplias y detalladas descripciones y su juego con las estructuras le dan un barroquismo narrativo a Liquidaciones, sin dejar a un lado esa universalidad tan apreciada recientemente.

Un libro que puede atrapar o ahuyentar al lector, pero que al final deja una grata sensación.

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