Cuando
uno aspira a practicar la tarea de reseñista; la lectura -a veces- pasa de ser
un disfrute o pasatiempo, para convertirse en una labor u oficio.
Hace más de un
año tuve un breve lapsus de estrés-depresión y decidí dar un giro rotundo a las
cosas. De repente, uno pierde el disfrute de las buenas cosas y se termina por
ensimismarse en una rutina. Leer y escribir mi columna era eso. Luego, era
necesario encontrar un nivel entre las novedades que las editoriales me ofrecen
y las deudas literarias con los amigos escritores. Poco a poco he ido pagando
algunas de esas deudas.
El año 2013 lo
cerré leyendo algunas de mis deudas literarias, una de estas es comentar la
novela más reciente de Pedro Ángel Palou: La
amante del ghetto.
La narrativa
de Palou tuvo un parteaguas a partir de la escritura de su trilogía “sacrificios
históricos”; encontró el vaso comunicante entre su oficio de escritor y el
gusto por la historia (herencia viva de su Padre). Trilogía que realizó antes
de abandonar tierras mexicanas, para encontrar residencia en Francia y
posteriormente en Estados Unidos. El contacto con las academias francesas y
norteamericanas le ofreció una evolución a su proceso creativo.
El dinero del diablo, Pobre patria mía y El impostor son tres
novelas en las que Palou logró combinar lo alcanzado en dicha trilogía:
reconstrucción y resignificación de personajes históricos, así como mezclar con
exactitud la ficción y el rigor histórico, otorgándole la verosimilitud
necesaria.
Posteriormente
vino su pasión por las series de canales de paga o circuito cerrado y con ello
la búsqueda de nuevas estructuras narrativas.
La amante del ghetto
es el resultado de este mar de aprendizajes, de esta serie de evoluciones
narrativas.
A lo largo de
216 páginas, Palou cuenta la historia de Zofía Nowak (excantante en Varsovia y
sobreviviente de Auschwitz) perteneciente a los Nokim; quienes cazan a los
oficiales nazis, como una suerte de venganza. La persecución ejercida por
Zofía a un ex–oficial nazi, la lleva a
París en donde se realizará la Semana de la Moda y aquí se dará a conocer
Christian Dior.
Palou
construye un excelente universo narrativo -ambientando en 1947-, donde la
Historia, la moda, el amor, el espionaje y la ficción conviven a la perfección.
Aunado esto, la gran precisión para entregar al lector una Zofía Nowak que
enamora, que atrapa y que es -sin duda- la columna que sostiene a toda la
novela.
La amante del ghetto
como la novela que demuestra la capacidad re-inventiva que tiene Palou en su
narrativa.
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