Desde el año pasado la Iglesia católica de México,) a través, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha solicitado quitar de los libros Historia de México los pasajes donde se relate, o haga hincapié, que los próceres de la Patria mexicana: Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Miguel Hidalgo y Morelos murieron excomulgados. Empero, el interés de la Iglesia más que nada recae en los nombres de Hidalgo y Morelos, debido a que son los curas más renombrados que participaron en la Independencia y además dos de nuestros héroes nacionales más importantes.
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Las discusiones en torno al tema, desde el año pasado, han sido diversas. Hay quienes opinan que las investigaciones emprendidas por la Iglesia son una verdadera ofensa y un oportunismo, otros más piensan que sería una forma de reivindicarlos y algunos más comentan que debe prevalecer la neutralidad y darle voz a todas las corrientes de pensamiento, pues somos un país plural. Es cierto, los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución deben ser los momentos propicios para reflexionar sus aportes, herencias positivas y negativas, así como las deudas que se siguen arrastrando. De igual forma, estas celebraciones tienen que aprovecharse para darle a cada personaje histórico el lugar que realmente merece, cada proceso histórico debe pasar por una revisión extensa, rigurosa y detallada para entonces sí, conforme a ello reconstruir el discurso que se ha ido manejando a lo largo de los años. Pero para eso tendríamos que sentar en una sola mesa a todas las voces: liberales, conservadoras, eclesiásticas, masónicas, historiadoras, literarias, etc., y buscar, con base a las aportaciones que cada una pueda hacer, la redacción de un discurso histórico incluyente y no excluyente.
Las discusiones en torno al tema, desde el año pasado, han sido diversas. Hay quienes opinan que las investigaciones emprendidas por la Iglesia son una verdadera ofensa y un oportunismo, otros más piensan que sería una forma de reivindicarlos y algunos más comentan que debe prevalecer la neutralidad y darle voz a todas las corrientes de pensamiento, pues somos un país plural. Es cierto, los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución deben ser los momentos propicios para reflexionar sus aportes, herencias positivas y negativas, así como las deudas que se siguen arrastrando. De igual forma, estas celebraciones tienen que aprovecharse para darle a cada personaje histórico el lugar que realmente merece, cada proceso histórico debe pasar por una revisión extensa, rigurosa y detallada para entonces sí, conforme a ello reconstruir el discurso que se ha ido manejando a lo largo de los años. Pero para eso tendríamos que sentar en una sola mesa a todas las voces: liberales, conservadoras, eclesiásticas, masónicas, historiadoras, literarias, etc., y buscar, con base a las aportaciones que cada una pueda hacer, la redacción de un discurso histórico incluyente y no excluyente.
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Ahora bien, creo que el regresar a Hidalgo o Morelos al estado de curas y sacarlos de la excomunión –en la que se supone murieron-, es un asunto que debe ser estudiado con mayor disciplina y seriedad; no se trata de un simple acto burocrático o de una reivindicación, se trata de un asunto de coherencia y posturas asumidas por parte de la Iglesia. El 24 de Septiembre de 1810 Abad y Queipo mandó publicar en la iglesia catedral de Valladolid y en todas las parroquias del arzobispado la excomunión de Miguel Hidalgo; mientras que el 27 de noviembre de 1815 la Inquisición declara a Morelos hereje y lo sentencia a reclusión perpetua en África si no es condenado a la pena de muerte y su degradación eclesiástica se realiza en la capilla del Santo Oficio. En ambos casos los personajes perdieron las dignidades, honores, empleos y privilegios que tenían. A pesar de ello, según se sabe cada uno recibió los honores religiosos y fueron sepultados en una Iglesia. ¡Vaya incoherencia! Sin duda, la historia debe registrar cada uno de los discursos y esclarecer las situaciones. Hasta donde sé ninguna ley puede ser retroactiva, al no ser que por medio de un proceso jurídico se dé marcha atrás en las decisiones. La historia nos indica que ambos fueron juzgados por la Inquisición, para que se les hayan levantado los cargos tuvo que seguirse un proceso similar ¿hay registros?
Ahora bien, creo que el regresar a Hidalgo o Morelos al estado de curas y sacarlos de la excomunión –en la que se supone murieron-, es un asunto que debe ser estudiado con mayor disciplina y seriedad; no se trata de un simple acto burocrático o de una reivindicación, se trata de un asunto de coherencia y posturas asumidas por parte de la Iglesia. El 24 de Septiembre de 1810 Abad y Queipo mandó publicar en la iglesia catedral de Valladolid y en todas las parroquias del arzobispado la excomunión de Miguel Hidalgo; mientras que el 27 de noviembre de 1815 la Inquisición declara a Morelos hereje y lo sentencia a reclusión perpetua en África si no es condenado a la pena de muerte y su degradación eclesiástica se realiza en la capilla del Santo Oficio. En ambos casos los personajes perdieron las dignidades, honores, empleos y privilegios que tenían. A pesar de ello, según se sabe cada uno recibió los honores religiosos y fueron sepultados en una Iglesia. ¡Vaya incoherencia! Sin duda, la historia debe registrar cada uno de los discursos y esclarecer las situaciones. Hasta donde sé ninguna ley puede ser retroactiva, al no ser que por medio de un proceso jurídico se dé marcha atrás en las decisiones. La historia nos indica que ambos fueron juzgados por la Inquisición, para que se les hayan levantado los cargos tuvo que seguirse un proceso similar ¿hay registros?
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Será interesante ver cómo termina todo esto, pero creo que si la excomunión y cargos de herejía les serán retirados a Hidalgo y Morelos, la misma suerte deberán correr cada uno de los independentistas, pues hasta donde el discurso histórico señala también fueron excomulgados.
Será interesante ver cómo termina todo esto, pero creo que si la excomunión y cargos de herejía les serán retirados a Hidalgo y Morelos, la misma suerte deberán correr cada uno de los independentistas, pues hasta donde el discurso histórico señala también fueron excomulgados.
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