Participar de la vida diaria y optar por una actitud contemplativa ante los problemas. Tomar la decisión adecuada en el momento preciso. Asumir las consecuencias, respirar y continuar. Algunas de las características que refleja uno de los personajes de La profundidad de la piel, novela que Pedro Ángel Palou publicó bajo el sello editorial Norma, dentro de la Colección La otra orilla -previa a la aparición de Pobre Patria Mía-, razón por la cual ha sido una novela tan injustamente valorada.
Con esta novela Pedro Ángel Palou regresa a una narrativa atractiva, ya experimentada en Qliphoth. Donde existe una fineza para combinar el erotismo con una prosa poética.
En Qliphoth, los personajes son más carnales y reflejan una soledad asfixiante. En esta nueva novela, la soledad sigue haciendo acto de presencia sólo que es una soledad asumida, ahora no se huye de ella, se va hacia ella.
La profundidad de la piel es la historia de dos personajes: la de “la mujer de cuello largo y cuerpo de oboe”, que cuenta de qué forma le marcó la relación amorosa sostenida con “el pintor del mundo flotante” -su maestro en el arte de la pintura y en el arte de tomar el té. La otra historia le pertenece al narrador, que recorre una larga distancia para ir a escuchar la anécdota amorosa de “la mujer de cuello largo y cuerpo de oboe”. Su amiga de toda la vida. Aquí se desarrolla otra historia de amor, donde los cuerpos se buscan, se encuentran; pero los sentimientos fracasan.
Una novela que a lo largo de su narrativa cala profundo; al mismo tiempo que es un remanso de calma. La profundidad de la piel -como él dijo en una entrevista dada para un medio colombiano-, no hubiera sido posible sin haber practicado la meditación budista. Novela que, a diferencia de todas las anteriores, fue concebida a la antigüita: a mano.
La profundidad de la piel (si se sabe leer entre líneas), es el punto de partida que da origen a su poemario Catálogo de las aves.
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