¿Qué
tiene que decirnos una fotografía o un recuerdo? ¿Qué importancia tienen el
pasado en nuestro presente?, ¿Cómo se continua la vida en otras tierras que no
son las natales y de qué forma se debe afrontar? son algunas de las preguntas
que me imagino se hizo Sandra Lorenzano al escribir su más reciente novela: Fuga en mí menor (Tusquets, 2012).
Fuga en mí menor es
una novela acerca del exilio, la guerra, el recuerdo, la ausencia y la
relación/reacción que el ser humano puede tener.
En Leo –el
protagonista de la novela- recaen todas las conjugaciones posibles que ésta
tiene. La primera conjugación tiene que ver con la ausencia de su padre Giulio,
que desapareció cuando Leo tenía tan sólo dos años. A partir de los recuerdos que le cuenta su
madre, de una fotografía y del libro que Giulio subrayó: Vendrá la muerte y cerrará tus ojos de Cesare Pavese; Leo intentará
rescatar a su padre del pasado y buscará resolver el por qué de su enigmática
desaparición. Ante la ausencia del padre, queda la gran relación que tuvo con
su madre: Nina que a pesar navegar contra corriente -la pérdida del esposo y el
exilio de sus tierras italianas-, busca heredar a su hijo dos cosas: la capacidad
de disfrutar cada día con inmensa alegría y el recuerdo de su padre como un
héroe. En tercer plano, pero como gran complemento, aparece la relación que Leo
tiene con su esposa Mercedes y con su hijo Julio, quien un buen día decide
partir de casa y se comunica con ellos por medio de una fotografía y unas
escuetas frases. La cuarta historia pertenece a Bauer y la amistad que tiene
con Leo, juntos se acompañan y platican acerca de sus pasados y sus pérdidas.
Sandra
Lorenzano construye una novela redonda a través de una narrativa breve, concisa
y fluida, donde logra erigir bellas
imágenes, así como transmitir cada una de las sensaciones que van trastocando a
cada uno de los personajes.
Fuga en mí menor
guarda un vaso comunicante con el tercer movimiento de la Sinfonía n° 1 (Titán) de Mahler, pues a pesar de ser una novela
donde se transmite el amor por la vida y la belleza de la misma, no se debe
olvidar que es una obra donde la pérdida y la ausencia son el lev motiv. Aunque al final, la intención
de la autora es –quizá- mostrar que los recuerdos están ahí para hacer más
llevaderas las ausencias y convertir las grandes desgracias en un motivo para
salir adelante. Y, tal vez, la mejor manera para encontrar el camino es
aprender a fugarse del mundo y de sí mismo. Dicen que la distancia y el mar
sanan cualquiera herida, por ello no debe extrañar que el mar aparezca también
dentro de esta novela.
Una novela
disfrutable para cualquier lector y que al cerrar el libro partirá a continuar
su vida con una sensación de belleza por las venas.
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