No
hay Historia no que no esté llena de pequeñas historias y no existe personaje
que no tenga cosas que ocultar; son algunas de las pequeñas ideas que surgen al
leer la más reciente obra de la escritora mexicana Mónica Lavín: La casa chica (Planeta, 2012).
La casa chica combina
con gran precisión y fineza los hechos históricos con la ficción para contarle
al lector una serie de historias amorosas que “quizá” pudieron haber sucedido
en México, tal y como se cuentan en este libro, entre los años de 1930 a 1950.
El lector que
se acerque a La casa chica podrá
conocer la parte amorosa y protectora del expresidente de México: Miguel
Alemán; la fortaleza amorosa que Frida Kahlo tenía para amar fervorosamente a
Diego Rivera y al mismo tiempo sostener grandes amoríos con personajes como
Nickolas Murray; o el amor diocesano que Emilio “El indio” Fernández le tenía a
la actriz Olivia de Havilland, razón por la cual rebautizó a una de las calles
de Coyoacán como Dulce Olivia. Sin
dejar a un lado la pasión, devoción y el desenfreno amoroso que existía entre
Manuel Rodríguez Lozano y Abraham Ángel. O los pleitos amorosos e intelectuales
que José Vasconcelos tenía con Enrique Gómez Carrillo por el amor de Consuelo
Suncín, quien al final sería la viuda del escritor Antoine de Saint-Euxpéry.
Historias que
transcurrieron tras bambalinas de esa Historia que se estudia en las primeras
etapas escolares. Relatos que gozan de gran verosimilitud y donde cuesta trabajo
ubicar dónde comienza lo ficcional y dónde lo real.
Quizá faltó
contar la obsesión amorosa que Agustín Lara le profesaba a María Félix.
La casa chica como una
metáfora de ese México que todos tenemos certeza de su existencia, pero que nos
negamos a ver. Relatos que retratan cual fotografía a ese México amoroso,
pasional, perverso y desenfrenado que cobró vida lejos de toda mirada.
La incursión
de Mónica Lavín con la narrativa histórica sigue siendo exitosa, como demostró
anteriormente con Yo, la peor y Las rebeldes; las cuales han alcanzado
un gran número de ventas. Esta nueva obra –sin lugar a dudas- cubrirá las
expectativas de muchos lectores, pues la casa chica está inscrita en el
inconsciente colectivo de los mexicanos.
Un libro muy
rico, disfrutable e imperdible y que estoy seguro ayudará a muchos a comprender
el origen de muchas de las decisiones que cambiaron a México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario