Dicen que el fútbol es el asunto más importante de lo menos importante
en la vida. El fútbol siempre deberá estar por debajo de los asuntos
coyunturales de un país, nunca por encima de los problemas de pobreza extrema o
hambre. Nada más real y cierto que eso.
Sin embargo, el fútbol es parte de una sociedad y ayuda a definirla e
inclusive a descifrarla.
Sudáfrica 2010 fue un mundial inédito, pues era el primero que se jugaba
en tierras africanas. Se hizo tanto ruido alrededor que al final quedó a deber.
Para los mexicanos –que gozamos el fútbol- un mundial representa la esperanza
de pasar, por fin, a los cuartos de final. Los integrantes de la selección
mexicana se convierten en los próceres fugaces de la patria mexicana.
Juan Villoro se ha vuelto uno de los grandes cronistas y teóricos del
fútbol y Caparrós es una de las grandes voces latinoamericanas. Uno mexicano,
el otro argentino. A diferencia –pienso- de otros deportes, el fútbol es un
deporte que no se disfruta sin tener un cófrade con quien intercambiar
técnicas, tácticas y frustraciones. Villoro y Caparrós intercambiaron sus
impresiones futboleras durante el mundial de Sudáfrica 2010. Y afortunadamente
decidieron publicarlas.
Ida y vuelta es un libro que ayuda al lector a comprender
el fenómeno social que es el fútbol. Goles, autogoles, contragolpes, jugadas,
jugadores, entrenadores, datos históricos, casualidades, supersticiones,
experiencias, psicología y filosofía futbolera; todo es narrado y comparado con
una prosa natural y sin pretensiones. Es un libro que deja constancia de las
jugadas dignas de ser recordadas por su maestría y/o su ridiculez. Y sí, estos
dos autores nos recuerdan el fracaso constante que México tiene cada cuatro
años y la gran decepción que para muchos significó Argentina y Brasil.
Sudáfrica 2010 fue el mundial que sentimentalmente se llevó Uruguay y
futbolísticamente ganó España.
También fue el mundial donde se enfrentaron por segunda ocasión México y
Argentina, y donde nuevamente perdió México por malas decisiones del Javier “el vasco” Aguirre. Mientras éramos
derrotados por la albiceleste, sufríamos la muerte de Carlos Monsiváis; esa sí
fue la gran pérdida mexicana; nos recuerdan los dos novelistas.
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