I
Corría el año de 1997 y cursaba el sexto de primaria. La Feria de Puebla
anunciaba la presencia de Fey en Puebla.
Moría por ir y acabé llevando a mi primo Manolo Bonilla (tenía 8 años,
en ese entonces). Un teatro al aire libre, ubicado en el parque Rafaela
Padilla, funcionaba como el Teatro del Pueblo; en una de las entradas nos
encontraríamos con otros primos míos. Nunca dimos con ellos. Así que mi primo y
yo nos formamos para lograr entrar. Con ayuda de otras personas y un poco de
astucia, logramos ingresar al foro sin pena y con mucha gloria. El concierto
que daría Fey era parte del tour Tierna
la noche. Fue grandioso, lo disfrutamos. Al salir, nos encontramos a nuestros
respectivos padres con cara de espantados, habían escuchado en la radio que la
entrada al concierto estuvo llena de accidentados y como buenos padres pensaron
lo peor. Para su tranquilidad estábamos intactos y felices.
Fue un concierto que marcó mi vida.
Fey fue mi primera novia “platónica”, compré todas las revistas en las
que llegó a salir como portada, incluso el champú que sacó a la venta. Objetos
que aún guardo con mucho cariño. Recuerdo como me daba envidia el niño que
salía con ella en el video de Gatos en el
balcón.
Fey también fue un buen pretexto para cimentar mi amistad con Ingo
Escutia Kobe, un amigo de esos que dan color y sentido a la vida.
Fey llegó para quedarse en mi vida.
II
Han transcurrido dieciséis años de aquél concierto y Fey –después de
haber experimentado con la electrónica- regresa a sus raíces poperas y con la
gira Todo lo que soy anda promoviendo
su más reciente producción: Primera fila,
que es una reinterpretación de aquellas canciones que marcaron a una generación
entera.
Desde que me enteré que venía a Puebla, busqué contactar a su manager
para lograr entrevistar a Fey. Obtuve sus datos, escribí por lo menos 3
correos, 15 tuits y sigo esperando una respuesta. Me desanimé. De una u otra
forma, las ganas de ir a verla se extinguían. Me sentí rechazado, ja.
Ingo Escutia Kobe subía a sus redes sociales que iría al concierto,
presumía los boletos. Desilusionado, le dije que no iría. Su asombro ante mi
ausencia a tal concierto fue el incentivo que necesitaba para animarme a ir.
Una amiga: Montse Báez, sería la compañía. Le gustaba Fey y sus días no
han sido lo mejor. Quería darle un motivo para volver a sonreír, aunque fuese
un poco sencillo.
El auditorio del Complejo Universitario-BUAP era el lugar. El público
asistente que podía verse oscilaba entre los 40 y 25 años de edad. Todos íbamos
a recordar viejos tiempos. Un aire de nostalgia se respiraba en los pasillos.
Ahí me encontré a la amiga y maestra: la Dr. Alicia Ramírez, a Zeus Munive y
Arturo Rueda. Previamente me había quedado de ver con Ingo en el bar del
auditorio, sin embargo la lluvia impidió que llegáramos a tiempo. Nos
encontraríamos al final. Empero, un reencuentro no tiene sabor si no está lleno
de coincidencias. Minutos antes de que Fey saliera al escenario, una mano toca
mi hombro y al voltear me percato que Ingo estaba sentado en la fila de atrás,
nos separaban tan sólo los asientos. Grata sorpresa.
Fey cantó por hora y media. Media
Naranja, Gatos en el balcón, Subidón, Me enamoro de ti, Azúcar amargo, Díselo
con flores, Ni tu ni nadie, Te pertenezco, Canela, Tierna la noche, Cielo
líquido, La noche se mueve, Muévelo, Desmargaritando el corazón y otras más
fueron coreadas por todos los que asistimos. Fey fue toda entrega y nosotros
como fans lo agradecimos. Muchos salimos maravillados con la calidad de
escenario y de banda que Fey presentó, sin olvidar su voz. A Fey los años le
han otorgado mayor calidad, como los vinos.
El retorno de Fey a Puebla será otro gran recuerdo que estoy seguro
conservaré en mi memoria, tal y como recuerdo el acontecido hace 16 años.
Y sí, escribo esto con la esperanza de que Fey lo lea y venga a resarcir
mi desilusión rota.
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