Leer a Cristina Rivera Garza es siempre un reto.
Terminar un libro de ella y no quedar con una sensación de locura, es casi extraño, imposible.
La locura y Cristina Rivera Garza son un binomio que se dio desde que ella se encontró con la literatura.
La Cresta de Ilión es una de las novelas imprescindibles dentro del conjunto de obras que lleva publicada Cristina Rivera Garza.
La Cresta de Ilión cuenta la historia de un hombre, un alguien que una noche cualquiera está esperando la llegada de una ex-novia, nombrada como la Traicionada, empero antes de su llegada; Amparo Dávila -, la desaparecida- toca a la puerta de su casa pidiendo asilo temporal. Luego vendrán una serie de sucesos extraños: la Traicionada enfermara y será cuidada por Amparo Dávila, lo que alargara su estancia, pronto entablarán conversación por medio de un lenguaje secreto desconocido por el hombre. El hombre de esta novela es médico y trabaja en un hospital en el que se ingresa a enfermos terminales, un trabajo un poco deprimente que le da el privilegio de vivir en una casa con vista al océano, lo que hace que su trabajo sea más leve y la visita de ésas huéspedes inesperadas sea menos pesado. Sin embargo, conforme se alarga la estadía de sus visitas, comienzan también los rumores dentro de su trabajo respecto a sus inquilinas y a la par se empieza a interesar por la historia de Juan Escutia –un antiguo paciente del hospital que acabo arrojándose por la ventana del nosocomio-; todos estos elementos provocan que el hombre de esta novela experimente una vida llena de locura, de muerte, de encuentros sexuales extraños y por supuesto de locura.
Ciento cincuenta y ocho páginas que atrapan al lector y no dejan en paz al lector hasta llegar al punto final, donde también encontrará el porqué del nombre de esta novela.
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