Los rumores literarios y poéticos han provocado temblores en Puebla, hace años leí este texto en un evento literario en el extinto FIP (Festival Internacional de Puebla), gracias a la invitación de Gerardo Oviedo.
Considero preciso recordarlo.
0. En Puebla no existen generaciones de escritores, existen grupúsculos literarios que devienen en pequeñas escuelitas que piensan conforme sus maestros desean que lo hagan. Se ha acabado la autonomía del pensamiento y hemos abrazado a las escuelas dictatoriales.
1. La literatura hecha en Puebla carece de posturas públicas, artísticas y políticas, en cambio está llena de vedetismo.
2. Los talleres literarios con las pequeñas glorias locales, rara vez podrán aspirar a la proyección nacional, su lugar está asegurado en alguna editorial como Lunarena, Ediciones BUAP y similares.
3. Los escritores poblanos son todo menos eso, escritores. Han dejado de buscar la obra que los defina y prefirieron optar por la persecución del hueso cultural; contradictoriamente en la prensa escrita y radiofónica se dedican a develar todos los defectos del pesebre que les da de comer. A un lado han dejado la propuesta y se dedican a la calumnia como deporte local y popular.
4. Dos mandamientos parecen permear en los grupos literarios: odiarás al otro grupo por sobre todas las cosas y criticarás a capa y espada a toda aquél que apueste por la publicación en editoriales transnacionales. Pareciera que la verdad que buscan proclamar, es que los escritores que publican en y para Puebla son los que valen la pena ser leídos, los otros no.
5. Dudarás de todo aquél que gané un premio literario, si es tu amigo o parte del grupúsculo lo aplaudirás por sobre todas las cosas.
6. Cada escritor suele moverse por la conveniencia o la obligación. Todos padecen de la contradicción y aquellos que cuentan con una postura improstituible, son tachados con adjetivos discriminatorios.
7. Cada editorial poblana suele crearse para publicar a aquellos autores que no han sido aceptados por las editoriales de peso a nivel nacional. Mientras en las editoriales nacionales el filtro pareciera ser de calidad, en las locales la amistad es un factor estético y crítico importante.
8. Las revistas y/o suplementos literarios en Puebla se han creado para darle espacio a aquellos que no están metidos dentro de este mundillo. Aunque la calidad estética se sacrifique en pro de la difusión.
9. Serás digno de publicar, siempre y cuando muestres fidelidad al grupo que te apadrina. Sin padrino, no eres nadie.
10. Ha ocurrido lo que más se temían otros escritores y lo que menos quisieron aceptar los escritores locales:
11. El problema de la literatura hecha en Puebla, quizá lo resuma bien Cortázar: “Lo que pasa es que se creen sabios -dice de golpe-. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas[1]”.
A mí me parece risible la indignación en casos como el de Sealtiel Alatriste o las críticas a los supuestos grupos existentes en cada colonia, facultad, ciudad, estado y país; siempre han existido los grupos sino pregúntenle a Octavio Paz y todo su grupo de Vuelta, ahora Letras Libres.
Aún más deprimente me parece que existan críticos reconocidos que en lugar de desmenuzar la pobreza literaria de una obra, se dediquen a atacar al personaje.
Tal vez, la literatura no está en las novelas ni en los poemas. Probablemente la única literatura habite en las columnas contestatarias, en las reseñas pseudocríticas o en los supuestos artículos de opinión.
Más tristeza da saber, que los pocos intelectuales existentes se dediquen soltar pestes contra los escritores que no comulgan con su misma ideología.
Así el mundo en la república de las letras.
[1] Cortázar, Julio. Cuentos Completos. Punto de lectura. Buenos Aires. 2007. Cuento: El perseguidor. Página 328. Tomo I.
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