Escribir sobre sí mismo suele ser complicado. Escribir sobre el camino andado con objetividad es, casi, imposible. Autonovelarse con precisión, belleza y juicio, se antoja inexistente. Sin embargo, Paul Auster lo ha logrado en su reciente libro: Diario de invierno, el cual se une a otro par de libros escritos en el mismo estilo: La invención de la soledad y A salto de mata.
Auster tiene 65 años y con ello viene la nostalgia y las ganas de saber si lo hecho hasta el momento valió la pena.
A modo de diario cronológico y narrado desde la tercera persona, Auster ofrece al lector una autobiografía novelada, lejana de todo panfleto sentimentalista y donde el juicio personal tiene amplia cabida.
Diario de invierno es un libro admirable, pues posee una precisión narrativa, como se puede ver en los relatos que hace de sus recuerdos de infancia o de las amplias narraciones de los 21 cuartos o casas en las que ha habitado, las cuales han tenido un significado para él en su vida. Cada cuarto es la metáfora de su propia evolución. Tal es la precisión contenida en cada párrafo que inmediatamente uno logra sentirse caminando al lado de Auster, uno sufre con Auster; aunque también se goza con él al revivir sus encuentros sexuales. Pero también uno se enamora, al leer la forma en que describe a su esposa, después de tantos años de compartir la vida, así como la elegancia que tiene para referirse a sus viejos amores.
Auster comparte con sus lectores –sin temor a ser juzgado- todo tipo de recuerdos que trazaron, modificaron e influyeron cada una de sus decisiones: las enfermedades, las pérdidas de familiares, los momentos engorrosos de la infancia, las amistades memorables; entre otros. Muchos de estos recuerdos, como el lector descubrirá al adentrarse en sus páginas, fueron el origen de algunas de sus novelas.
Diario de invierno, para el lector y los escritores, es el ejemplo más claro de cómo escribir una autobiografía novelada. Para Paul Auster, pienso, es la forma de conversar consigo, de reconocer sus aciertos, ubicar sus errores y perdonarse.
Una lectura que no debe dejar pasar.
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