Murakami, según un texto escrito por Javier Munguía en su blog: “es uno de los novelistas más osados y originales de los últimos tiempos” (http://javiermunguia.blogspot.com). De Kafka -citando a Munguía, que a su vez cita a Eco-, puede asegurarse que su obra es “abierta por excelencia: ninguna de las muchas interpretaciones que de ella se han hecho han agotado sus posibilidades; más bien permanece inagotable y abierta en cuanto `ambigua´, ya que se ha sustituido en ella un mundo ordenado de acuerdo a leyes universalmente reconocidas por un mundo fundado en la ambigüedad, tanto en el sentido negativo de falta de centros de orientación como en el sentido positivo de una continua revisión de los valores y las certezas”. Palabras que aplican para describir de la misma forma la obra de Murakami, según Munguía, pues no sólo es el alumno más aventajado de Kafka sino su admirador más confeso de dicho autor.
Aunque “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” es una obra que originalmente fue publicada en 1985, llega al habla hispana gracias a la traducción que Lourdes Porta Fuentes hace de la novela para la casa editorial que alberga a Murakami: Tusquets.
“El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” es una novela que se desarrolla en dos planos o mundos alternos. Un despiadado país de las maravillas y El fin del mundo.
En el primero, el lector se topará con que el narrador-protagonista es un informático contratado de manera misteriosa por un científico deschavetado, para dedicarse a trabajar en un programa que determinará el futuro del mundo. Historia desarrollada en Tokio, veremos al protagonista sobrellevar su vida en un ir y venir de hechos siniestros, turbios y chuscos. El trabajo que desempeña el narrador-protagonista es tan importante que el Sistema, los Semióticos y los Tinieblos, serán los enemigos contra los que deberá enfrentarse y evitar que por nada en el mundo se enteren del trabajo que desarrolla al lado del científico loco.
En el segundo espacio narrativo, el lector conocerá un mundo extraño, al cual se ingresa desprendiéndose de la sombra, esa misma que nos persigue en el andar; conforme pasan los días se va percatando que los recuerdos, también se van consumiendo. Al empezar a relacionarse con unos cuantos habitantes se percata de que todos han perdido el corazón, todo lo que solían ser para convertirse en unos seres autómatas que trabajan, comen, caminan, duermen y se relacionan por el simple hecho de hacerlo, sin sentimiento de por medio, pues eso es un defecto. Sólo aquellos seres que no pudieron desprenderse de su sombra de forma adecuada, transitan por un bosque inmenso, solitarios, vagabundos y abandonados a su suerte. Este mundo se resume a un lugar amurallado, sin aparente salida, siempre vigilado por un celador enorme y unas bestias raras: unicornios que sucumbirán invariablemente cada invierno.
Una novela compleja, nada sencilla; pero a quien se acerque lo dejará con un buen sabor de boca. Novela de largo aliento y de final sorprendente.
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