30 de mayo de 2011

Una generación no tan X (Sexenio-Puebla 24/05/11)

En el universo de antologías es común encontrarse con la reunión de un amplio número de personajes que son convocados a participar con una muestra de su obra ya poética, ya narrativa, ya dramática. Cuyos objetivos son dar un ejemplo de la obra realizada por una generación de escritores o proponer una generación de nuevas voces, nuevos escritores, que son lanzados al ruedo de la crítica.

Lo raro sería enfrentarse con una antología que en lugar de reunir una muestra de obra; congregue a diversas voces con el objetivo de responder: ¿qué fue y es de su generación a 40 años de distancia? Pues esta rareza existe y se llama: Lo escrito mañana. Narradores mexicanos nacidos en los 60; antología de voces, de posturas, de sueños, de experiencias y de realidades, coordinada por Sandra Lorenzano y editada por Axial, dentro de su colección Tinta nueva.

El lector que se acerqué a este libro, se topará con posturas variopintas sobre lo que para cada protagonista ha significado y seguirá significando ser parte de la denominada Generación X; la generación que llegó tarde a la fiesta, la que no tenía nada por decir ni aportar, hasta que llegaron la serie de atentados perpetrados por la organización de Al qaeda.

Ricardo Chávez Castañeda, Ana Clavel, Adriana Díaz Enciso, Fernando Fernández, Ana García Bergua, Claudia Guillén, Norma Lazo, Nubia Macías, Mónica Maristain, Laura Emilia Pacheco, Ignacio Padilla, Eduardo Antonio Parra, Ricardo Pohlenz, Cristina Rivera Garza, Enzia Verduchi, Jorge Volpi y Gabriela Warketin; son los autores convocados para compartir con el lector las respuestas que pueden dar a las preguntas, plateadas por la antologadora, como: ¿Qué marco nuestra vida? ¿Cómo eran nuestras ciudades? ¿Qué paisajes nos vieron crecer? ¿Cómo fueron nuestra infancia y adolescencia? ¿Compartimos algo más que la época de nuestro nacimiento? ¿Cómo vivimos el presente con esas marcas a cuestas? ¿Estamos realmente destinados a “recoger los platos rotos”, como plantean algunos? ¿A vivir de las migajas que quedaron del fracaso de las utopías? ¿Quiénes somos? Y cómo no tener tantas preguntas y ganas de responderlas si son una generación que heredó muchas de las heridas generadas –y aún abiertas- por acontecimientos históricos como: la matanza de Tlatelolco de 1968, el asesinato del “Che” Guevara, los asesinatos de los hermanos Kennedy y Martín Luther King, así como las revueltas ideológicas encabezadas por estudiantes en varias partes del mundo como París, Praga; y también el nacimiento de bandas como The Doors, The Rolling Stones y The Beatles, la llegada del hombre a la luna. Una generación que nació y empezaba a dar sus primeros pasos cuando otros ya se habían entregado a las utopías y luchado por ellas. Una generación que cuando empieza a tener voz y postura crítica, también comienza a ser testigo de la muerte de las utopías y el nacimiento del desencantamiento social y político.

La generación de los nacidos en los 60, aparentemente llegó tarde a todo y sin posibilidades de aportar nada, empero son una generación que aprendió a generar sus propios espacios a través de las diferentes disciplinas artísticas y literarias; una generación que supo entender que lo suyo no era levantar escombros o ruinas, sino reconstruir y volver a encaminar el barco en el rumbo más adecuado.

Un libro que el lector no debe dejar pasar y que por extraño que parezca lo deja a uno con una sensación de esperanza.

23 de mayo de 2011

Ni el fútbol se escapa de la violencia (Sexenio-Puebla 17/05/11)

La violencia ha invadido las canchas de fútbol y como aficionado, duele mucho. Un deporte que suele ser familiar no se merece esto. Sin embargo, las autoridades no dirán nada. La Femexfut ya sabemos, gracias al gran periodismo ejercido por la gente de Fútbol Picante de ESPN, actuó como toda institución impartidora de justicia: fingieron demencia y encontraron un chivo expiatorio.

Luego vemos como la súper-televisora del Ajusco protege al equipo de Monarcas Morelia, evitando pasar ciertas imágenes.

Ya hay castigados, pero el reglamento de fútbol no se ha respetado ni se hará, para qué hacerlo si el dinero puede resolverlo ¿no? El estadio del equipo de Morelia tendría que ser vetado. Muchos más los sancionados tanto del Cruz Azul, como del Morelia. Pero se trataba de proteger al equipo con más dinero y apoyo oculto.

No se sorprendan, si Morelia acaba siendo campeón del fútbol mexicano. Luego vendrán las justificaciones: “se lo merecía, debido a la violencia que vive ese Estado”, “ante toda la desgracia, un poco de alegría”.

Pregunto ociosa: ¿y por qué no mejor atender el caso de la violencia, de esa guerra tonta contra el narcotráfico, en lugar de seguirle dando atole con el dedo al pueblo mexicano? Y es que tristemente para muchos el fútbol dejo de ser un deporte familiar o catártico, donde uno podía desahogar sus tensiones. Ahora se vuelve un asunto de vida o muerte.

¿Qué esperan las autoridades del país y del fútbol para tomar cartas en el asunto? Inclusive se dice que existieron dos muertos al finalizar el evento: uno por arma blanca y otro de balazo. ¿Acaso se necesita que se mate al hijo de otro conocido para que la sociedad tome cartas en el asunto?

¿Es esta la sociedad que queremos para México?

Cada día que avanza, la frase del poeta Sicilia cobra sentido: “¡Estamos hasta la madre!”

Un partido que había destacado como bueno, como cardíaco y reñido en lo deportivo, termino siendo una mierda; por culpa de la inseguridad del estadio. En cualquier parte del mundo, los espontáneos son tacleados y detenidos por un personal de seguridad, aquí se tiene que esperar una mega desgracia para actuar y eso a medias. ¡Qué asco y qué falta de respeto hacía el aficionado!

Mientras directivos y dueños del calibre de Henaine o del “supuesto dueño del Morelia”, mientas no haya transparencia en el manejo del dinero en el fútbol, seguiremos teniendo escenitas como las acontecidas el pasado domingo.

Nos vemos la próxima y esperemos que no exista otro tema que le gane a un tema literario. Estas cosas se tienen que decir, el pueblo se tiene que expresar; para que nos dejen de ver la cara.

16 de mayo de 2011

Silencio maternal por la Patria (Sexenio-Puebla 10/05/11)

Esta columna se une al silencio poético en pro de la paz, en pro de vivir en un país donde realmente se respete la libertad de expresión; en pro de ser un México donde ningún otro ismo que no sea el de humanismo permeé. No más feminismo, ni machismo y nada parecido. No más violencia en escuelas, en estadios, en trabajos. No más burocracia para impartir una auténtica justicia, ni para aspectos tan humanos como lo son la Educación y la Cultura, porque eso también violenta los procesos humanos.

Y en pleno 10 de mayo es propicio decir: ¡estoy hasta la madre de que a mi Madre Patria la estén madreando sin piedad alguna!

Doy turno a Juan Eduardo Cirlot, para compartirles un poema que le dedicó a su madre.

A mi madre

La luz que me envolvía, la mañana

que me acunaba, la dorada paz

y el cercado celeste de cuidados

venían de tu voz y tus manos.

Todavía ignoraba que, en el mundo,

vivía –sin hablar, sin preguntar-,

pero ya con respuestas habituales

a mis elementales gestos nuevos.

Tarde te lo agradezco, madre mía.

Cuando ya mis cadenas tienen óxidos

y empieza a vivir sombra en derredor

de mi figura demasiado escrita.

Huerto de soledad que un oro negro

aconseja con tétricos latidos.

Pero mis ojos verdes son aún

aquellos que miraban y mirabas

en un suave horizonte de silencio.

Una invitación, una.

El próximo viernes 13 de mayo del año en curso a las 19:00 horas, en la Sala Luis Cabrera de la Casa de Cultura (5 Ote. #5 Centro), el novelista colombiano Jaime Panqueva estará en Puebla para presentar su opera prima: La Rosa de la China, acreedora del Premio Juan Rulfo para Primera Novela Conaculta / INBA 2009, otorgado por las dependencias culturales de los gobiernos de Tlaxcala y Puebla. A decir de los integrantes del jurado -compuesto por los escritores Pedro Ángel Palou, Guillermo Vega Zaragoza y Eve Gil-, La rosa de la China es una novela arriesgada; también declararon que la novela es dueña de una gran investigación histórica, cuyo argumento mezcla diversas tradiciones narrativas y un excepcional manejo de los diálogos sobre el relato de la Colonia y algunos de sus personajes más ilustres.

Al autor lo acompañaran los escritores Enrique Sabugal y Jaime Mesa, así como el poeta Enrique de Jesús Pimentel.

En dicho evento, habrá venta de libros de parte de la editorial Planeta.

La invitación está hecha, esperamos verlos por ahí.

9 de mayo de 2011

El regreso de la inquisición, disfrazada de buenas costumbres(Sexenio-Puebla 03/05/11)

La censura en México es algo que aún no se ha podido superar. La inquisición es algo que llego para quedarse, se ha ido transformando con el paso de los siglos y diversas instituciones ya gubernamentales, ya privadas han ido adoptándola según los intereses y conveniencias.

En menos de una semana, me tocó ser testigo de dos actos de censura graves y tristes. El primero se dio en una radiodifusora poblana. Aquí la escena: los conductores invitan a escritores poblanos para hablar de libros, en medio de una charla el cuentista Eduardo Sabugal pronuncia la palabra: puta. Los conductores se ponen rojos, fuera del aire hacen la petición de no volver a decir “malas palabras”, sin embargo dichos conductores cometen la estupidez de volver a sugerir el no usar “malas palabras” -al aire-, por respeto al público. Acto seguido se abre un debate sobre el uso de “malas palabras”, Sabugal citó diversos escritores que han ocupado ese tipo de palabras y como respuesta, ante candente debate, obtenemos la orden indirecta de que eviten que Sabugal vuelva a tomar la palabra. Se nos dijo al aire que eso no es censura –palabras más, palabras menos-, que sólo se trataba de respeto al público; que los escritores deben aprender a moderar su uso del lenguaje. ¡Vaya aberración, un escritor debe cuidar, moderar su lenguaje! ¿Acaso no el escritor se encarga de cuidarlo, transformarlo, violentarlo, transparentarlo, porque estas y otras más son virtudes que el propio lenguaje da y otorga?

¡Imagínese, querido lector, que esos conductores y empresarios de radio, llegarán a una editorial! Seguramente reeditarían El llano en llamas de Rulfo porque ocupa la palabra: puta; o le cambiarían el título al libro de García Márquez: Memorias de mis putas tristes; tal vez reeditarían cualquier libro literario que use palabras como: pendejo, vagina, pene, coger, verga, mierda; etc. Lo preocupante es que por respeto al público se pida no usar “malas palabras”, pero esa misma gente que brincó por la palabra puta, seguramente se han de reír cuando en el fútbol le dicen al portero del equipo contrario: puto, cuando despeja el balón. Habían argumentado que era un horario familiar ¿y el fútbol no es un evento familiar en México, al menos? Esas mismas personas ¿brincaran de susto cuando ven los videos de reggaetón que escuchan sus hijitos y lo que implica bailarlo? Sin duda, la censura es un acto de doble moral e ignorancia. Bien lo dijo Monsiváis –referenciado por Sabugal en ése programa- no hay malas palabras, ni palabrotas; hay palabras, lenguaje. También, digo, hay denotación y connotación, significado, sentido y significante. Si existen “malas palabras” es cuando se emplean fuera del contexto (ojo, no tiene que ver con horarios o tipos de programas), o sea, cuando su significado (denotación) se desvirtúa y damos paso al otro significado impuesto por nuestro pensamiento (connotación); las dobles intenciones, el albur; empero, esto no quiere decir que el albur sea malo, para usarlo hay que tener un pleno dominio del lenguaje y cada uno de los significados que pueda poseer una palabra. En fin.

El otro acto de censura –quizá, sólo macabras e infortunadas coincidencias- se dio el pasado sábado, cuando Andrés Manuel López Obrador se dirigía a sus fieles seguidores en el zócalo angelopolitano. Durante todo el acto se encontraban rondando un número considerado de boyscouts, que justamente cuando alguien hablaba a público ahí presente, se les ocurría hacer sus típicos gritos de manada. Curiosamente, en sábado y alrededor de la 1 de la tarde, a la Catedral se le ocurrió llamar a misa, usando casi todas sus campanas; todo esto justo cuando AMLO estaba empezando prácticamente su discurso. ¿Acaso, tanto boyscouts como iglesia poblana, habrán confabulado para opacar el discurso de AMLO? No creo, se supone ambas son instituciones apolíticas. Aunque quién sabe.

Dato curioso, todos los restaurantes ubicados en los tres portales estaban a reventar, al parecer no sólo los simpatizantes con el PT o Convergencia o afiliados a MORENA les interesa lo que diga AMLO; al parecer también a más de un poblano “acomodado” le importa lo que comente dicho personaje ya por morbo, ya por coincidencia ideológica. El pueblo lo escuchó y los curiosos se detuvieron a ver que decía, otros –mujeres en su mayoría- lo observaban con la admiración que se le puede tener a un rockstar y algunos más, atendían cada una de sus propuestas con devoción religiosa.

3 de mayo de 2011

Las piezas cambiantes de Jaime Mesa (Sexenio-Puebla 26/04/11)

En el ámbito literario mexicano –como me imagino sucede en otras partes del mundo-, la coordinación, edición y/o realización de antologías es un ejercicio común, sano y práctico. Las hay de poesía, teatro, novela, cuento y ensayo. Muchos autores reconocidos han incursionado en este ejercicio: Octavio Paz, Alí Chumacero, Domínguez Michael, etc. Algunas antologías se han realizado con un sentido más crítico de la literatura, otras a modo de guía o mapeo generacional y unas cuantas más sólo por el hecho de pasar revista. Ninguna antología dejará satisfecho a nadie. Cada lector tendrá su propio juicio y criterio que lo hará discernir del antologador en cuestión. La literatura poblana no ha escapado a este ejercicio. Iván Ruíz, Roberto Martínez Garcilazo y Jorge Arturo Abascal han realizado diversas antologías de autores poblanos. Sin embargo, la antología más destacada -hecha en Puebla-, por la profunda investigación histórica y trabajo crítico pertenece a Pedro Ángel Palou García: Puebla una literatura del dolor. Antología histórica de la literatura en Puebla (Secretaría de Cultura de Puebla, 1995).

En meses recientes y después de un periplo, propio de los menesteres editoriales, fue publicada la antología: Piezas cambiantes. Escritores en Puebla frente al siglo XXI, la cual estuvo coordinada por el novelista Jaime Mesa. Me atrevo a asegurar que -después de la de Pedro Ángel Palou-, ésta será la antología más importante que se haya hecho en Puebla. Y es que dicha cuenta con una amplia explicación de cómo se eligió y se fue conformando el corpus de la misma, así como deja en claro su ideología.

La antología propuesta por Jaime Mesa no es un simple mapeo literario, es un convivio generacional serio, donde se le da preferencia al posible lector, pues no sólo se busca presentar un texto de los escritores aquí antologados, también ofrece la visión que éstos tienen, ya de la literatura poblana en general, ya de su obra dentro de la literatura poblana; así como el conocimiento visual del autor al presentar una fotografía de ellos, donde también el autor habla.

A diferencia de otras antologías, la de Jaime Mesa es arriesgada: aquí aparecen algunos autores reconocidos a nivel internacional como: Pedro Ángel Palou y Fritz Glockner; otros que tienen poco de haber empezado, pero ya están publicados -a nivel nacional-, en editoriales importantes como: Isaí Moreno y Eduardo Montagner; algunos que han obtenido premios o becas nacionales y locales importantes como: Gabriel Wolfson, Judith Castañeda Suarí, Eduardo Sabugal, Arturo Ordorica y Alejandro Badillo; estos autores pertenecen a las décadas de 1960 y 1970. Si esta mezcla no es arriesgada y propositiva. Mesa incremento su apuesta al incluir a los nacidos en la generación de 1980: Yussel Dardón, Jorge Mendoza, Juan Carlos Reyes, Armando M. Zanker, Sergio Rosas y Alejandra Vergara; algunos han obtenido becas locales, otros nacionales, ésta es una generación que en su mayoría nació en los talleres literarios impartidos en Puebla por escritores como Guillermo Samperio, Ignacio Padilla, José Vicente Anaya; promesas literarias que publican constantemente en revistas y suplementos literarios locales, y gozan de un amplio sentido crítico.

Piezas cambiantes de Jaime Mesa es una antología plural, diversa y arriesgada. Aquí aparecen las voces que aún siguen vigentes en Puebla y las que están ganándose un lugar en la preferencia del lector poblano. Y ¿por qué no decirlo?, esta antología reúne a las voces narrativas con mayores posibilidades de trascender a nivel nacional e internacional