25 de febrero de 2013

Amor tras bambalinas (Sexenio-Puebla 11/02/13)


No hay Historia no que no esté llena de pequeñas historias y no existe personaje que no tenga cosas que ocultar; son algunas de las pequeñas ideas que surgen al leer la más reciente obra de la escritora mexicana Mónica Lavín: La casa chica (Planeta, 2012).

La casa chica combina con gran precisión y fineza los hechos históricos con la ficción para contarle al lector una serie de historias amorosas que “quizá” pudieron haber sucedido en México, tal y como se cuentan en este libro, entre los años de 1930 a 1950.

El lector que se acerque a La casa chica podrá conocer la parte amorosa y protectora del expresidente de México: Miguel Alemán; la fortaleza amorosa que Frida Kahlo tenía para amar fervorosamente a Diego Rivera y al mismo tiempo sostener grandes amoríos con personajes como Nickolas Murray; o el amor diocesano que Emilio “El indio” Fernández le tenía a la actriz Olivia de Havilland, razón por la cual rebautizó a una de las calles de Coyoacán como Dulce Olivia. Sin dejar a un lado la pasión, devoción y el desenfreno amoroso que existía entre Manuel Rodríguez Lozano y Abraham Ángel. O los pleitos amorosos e intelectuales que José Vasconcelos tenía con Enrique Gómez Carrillo por el amor de Consuelo Suncín, quien al final sería la viuda del escritor Antoine de Saint-Euxpéry.

Historias que transcurrieron tras bambalinas de esa Historia que se estudia en las primeras etapas escolares. Relatos que gozan de gran verosimilitud y donde cuesta trabajo ubicar dónde comienza lo ficcional y dónde lo real.

Quizá faltó contar la obsesión amorosa que Agustín Lara le profesaba a María Félix.

La casa chica como una metáfora de ese México que todos tenemos certeza de su existencia, pero que nos negamos a ver. Relatos que retratan cual fotografía a ese México amoroso, pasional, perverso y desenfrenado que cobró vida lejos de toda mirada.

La incursión de Mónica Lavín con la narrativa histórica sigue siendo exitosa, como demostró anteriormente con Yo, la peor y Las rebeldes; las cuales han alcanzado un gran número de ventas. Esta nueva obra –sin lugar a dudas- cubrirá las expectativas de muchos lectores, pues la casa chica está inscrita en el inconsciente colectivo de los mexicanos.

Un libro muy rico, disfrutable e imperdible y que estoy seguro ayudará a muchos a comprender el origen de muchas de las decisiones que cambiaron a México.

El huracán Yoani (Diario Milenio/Opinión 25/02/13)


No diré que soy Yoani, menos aún que “todos” lo somos. Esas consignas suelen gritarse a coro, y ella prefiere hablar en voz bajita porque así sus palabras llegan más lejos. Tampoco la conozco, pero hace años que leo sus escritos como quien los encuentra embotellados en mitad del mar. Suelen ser líneas simples, cotidianas, valientes. Si en otras latitudes los blogs suelen servir para buscar lectores, hacer amigos o matar el hastío, Yoani Sánchez bloguea por necesidad, aun si el precio a pagar es vivir perseguida y estigmatizada por una dictadura seguramente menos fuerte que ella, si ya se ve de qué lado está el miedo.
¿Ventila acaso el blog y la cuenta de Twitter de Yoani secretos de Estado, información clasificada o intimidades de los mandamases? No es preciso ir tan lejos, ni mucho menos, para imantar la paranoia de esbirros y soplones, ahí donde el poder tiene ojos que atraviesan paredes y no existe el derecho a la intimidad. Bastaba con abrir una ventana y convidar al mundo a asomarse a su casa. Antes que en podios, plazas y manifiestos, la realidad detrás del discurso oficial se revela en detalles tan insignificantes como el estado actual de la alacena o el trámite de un simple documento oficial. Medio mundo, por tanto, se enteraba cada vez que a Yoani le era negado el permiso de salida.
Lo de menos —o acaso lo de más— era si a la bloguera se le había distinguido con algún premio o reconocimiento internacional. Estaba castigada, como una niña desobediente. Y se quedaba al fin sin el viaje ni el premio, pero jamás callada. Cierto que casi nadie en la isla-guardería podía, ni aún puede, acceder a su blog —excepto, claro está, los polizontes al servicio del régimen—, aunque para ese caso cada uno tenía su historia por contar. ¿Cómo evitar, al fin, que se multiplicaran blogueros y tuiteros dispuestos a abrir nuevas ventanas? Gracias a eso, pudimos asistir a más de uno de esos infames “actos de repudio”, donde el desobediente y su familia son acosados, agredidos y golpeados por una horda de siervos de la tiranía, perfectamente coordinados y disciplinados, si bien nunca bastantes para imponer silencio a los proscritos.
Hace ya una semana que Yoani Sánchez anda de viaje. Nos lo avisó con tiempo, de manera que el día de su partida no era ya solo ella la emocionada. Tuiteó sin freno desde el aeropuerto, todavía incrédula y muy probablemente con el alma en un hilo. Unas horas más tarde, ya en tierra brasileña, la sonrisa de Yoani cruzando los portones del aeropuerto de Salvador de Bahía daba la vuelta al mundo, plena de la alegría pegajosa de quien se estrena como mayor de edad y ya descubre un planeta distinto.
La travesía de Yoani por Salvador, São Paulo y Rio de Janeiro ha exhibido no sólo su candor y bravura, sino asimismo la fragilidad de ese régimen férreo que ahora menos que nunca puede hacerla callar y se vale de turbas de fanáticos locales, curiosamente coordinados y disciplinados a la manera de los actos de repudio. Pero he aquí que sus gritos, pancartas y consignas no alcanzan para arrebatarle la sonrisa. Al contrario, asegura, nada es mejor que estar en uno de esos sitios, para ella aún rarísimos, donde cada quien suelta su opinión sin pagar consecuencias. Y el punto es que las turbas carecen de opinión, especialmente cuando sirven a un amo que no las pertrechó con argumentos.
Hoy día, Yoani Sánchez no tiene que afanarse para que su mensaje llegue lejos, si para eso ya cuenta con el rebaño de malquerientes que se turna para hostigar sus actos y darles un enorme realce involuntario. Se trata a todas luces de una gira triunfal, y de ello da constancia el terror desbocado de un régimen vetusto y bravucón, dictadura dinástica cuyo líder actual no titubea en arrogarse “autoridad moral”: manía vieja, por cierto, entre los moralistas autoritarios.
Hace rato que vi las fotos recentísimas de Yoani en Instagram. Copacabana, Ipanema, Pão de Açucar, Leblon: parajes todos mágicos cuando se miran desde unos ojos en tal modo sedientos de universo. Nadie puede vencer a una mirada así, ni a una sonrisa así, ni a una voz empeñada en hacerse entender quedito y despacito. No es cierto, pues, que “todos” seamos Yoani, pero habemos legiones dentro de sus zapatos. En dos palabras simples: qué emoción.

11 de febrero de 2013

Radiografía juvenil-(Sexenio-Puebla 28/01/13)


El mapa literario en México cada vez es más amplio. Seguir a las nuevas voces, a veces, es un poco complicado. Gracias a Jaime Panqueva tuve la oportunidad de descubrir a una voz literaria con un futuro prometedor, la de César Tejada. Quien acaba de publicar su ópera prima: Épica de bolsillo para un joven de clase media, bajo el sello editorial Planeta. Tejeda actualmente es becario de la Fundación para las Letras Mexicanas y fue director de la revista Los suicidas.

Épica de bolsillo para un joven de clase media es protagonizada por Julio; un joven que quiere ser escritor, que es novio de Clara y juntos comparten una casa, el amor por una perrita y la edición de una revista. Sin embargo, un día su vida da un giro inesperado al recibir la petición de Clara para tomarse un par de semanas de distancia. Ante la ausencia de Clara, el lector asistirá a las inseguridades propias de un joven que un día lo tenía todo y de repente siente que se queda sin nada. Este abandono momentáneo le servirá a Julio para entender las razones de la posible ruptura y de paso saldar cuentas con su pasado. El lector acompañara a Julio a lo largo de dos semanas llenas de divagaciones, de sesiones con el psicoanalista y de una serie de acontecimientos que le ayudarán a ir entendiendo la decisión de Clara y de igual forma irá tomando el valor necesario para afrontar la transición de hacer a un lado el mundo juvenil, para dar la bienvenida al adulto.

Escrita de forma fluida y recurriendo a una narración que va alternando el presente con el pasado, César Tejeda toma una serie de hechos cotidianos para construir una historia aparentemente sencilla. Épica de bolsillo para un joven de clase media es una novela muy rica en su trama y donde el lector podrá identificarse ampliamente con el narrador o con las situaciones que sufre Julio. Una novela que con naturalidad invita al lector a reflexionar sobre cada una de las decisiones que uno va tomando en el día a día.

Novela que podría considerarse como una pequeña radiografía generacional.

Un grandioso debut literario el de César Tejeda y cuya obra lo inscribe a una serie de autores que van mezclando exitosamente las experiencias personales con la ficción; como lo son Guadalupe Nettel o Ximena Sánchez Echenique.