27 de diciembre de 2007

Palabra de América (Laberinto-16/12/07)

Hace no mucho en una librería de mi ciudad tuve la oportunidad de adquirir a un precio demasiado accesible, casi un regalo, un libro de ensayos denominado: Palabra de América. Lo interesante no es el precio, sino la calidad de éste. Por lo que me atrevo a decir que es un libro apto para coleccionistas, y para aquellos académicos y teóricos de la narrativa contemporánea latinoamericana: un libro imprescindible.
La publicación de este libro, que sale bajo el sello español de Seix Barral y apoyado por la Fundación José Manuel Lara, tuvo su origen en el Primer Encuentro de Escritores Latinoamericanos convocado por dicha editorial, promovido en Sevilla a finales de junio de 2003. Y según reza la contraportada de este libro, escrita por Adolfo García Ortega: “(…) Los escritores invitados debatieron en busca de un discurso, quimérico tal vez, que poseyera una cohesión intelectual como nunca se había visto, en el que convivieran pasado y presente, desafíos e incógnitas, riesgos y talentos, y sobre todo rotura de clichés, de perjuicios y de miedos (…)”.
Las ponencias y escritores presentes en ese encuentro fueron:

1.-Sevilla me mata, por Roberto Bolaño
2.-Los mitos de Cthulhu, por Roberto Bolaño
3.-Herencia, ruptura y desencanto, por Jorge Franco
4.-Apuntes (y algunas notas al pie) para una teoría del estigma: páginas sueltas del posible diario de un casi ex joven escritor sudamericano, por Rodrigo Fresán
5.-Opiniones de un lector, por Santiago Gamboa
6.-Dos modelos, por Gonzalo Garcés
7.-No quiero que a mí me lean como a mis antepasados, por Fernando Iwasaki
8.-Fuerzas centrífugas y centrípetas, por Mario Mendoza
9.-McOndo y el Crack: dos experiencias grupales, Por Ignacio Padilla
10.-La literatura Latinoamérica en la cara de la saturación mediáticas, por Edmundo Paz Soldán
11.-Blogsivela. Escribir a inicios de siglo XXI desde la blogósfera, por Cristina Rivera Garza
12.-Andreas no duerme, por Iván Thays
13.-El fin de la narrativa latinoamericana, por Jorge Volpi.

En esta serie de ponencias los citados escritores muestran su postura y preocupación del pasado, presente y futuro de la literatura. Hablan de sus herencias inmediatas como lo son los escritores del Boom: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, etc.; la generación de Medio Siglo: Sergio Pitol, Salvador Elizondo, etc. Defienden, al mismo tiempo que critican, la importancia de la Internet en estos tiempos; agradecen el gran experimento creativo y literario y la gran oportunidad de acercarse a lectores gracias a la invención del blog. Todo esto con un tono desenfadado, juguetón, a veces apocalíptico, pero siempre agradable y profundo. La ironía, la burla y el humor negro se presentan como una postura, una forma de ser, un modo de ver, observar y comentar la vida.
Además este libro tiene un especial sentimentalismo, pues Roberto Bolaño moriría después de terminado el encuentro. Agregado a esto está la participación, a modo de prólogo, de Guillermo Cabrera Infante con el artículo Cita en Sevilla, que hace no mucho falleció también. Con justificada razón se soporta la idea de que este libro ya es de colección.
Las que escriben son las voces más autorizadas para hablarnos del presente y futuro de la narrativa latinoamericana, son las voces de los jóvenes escritores latinoamericanos que, como dice Fresán, están más cerca de ser ya ex-jóvenes escritores. Son los ahora dueños del más grande aparato publicitario en cuanto a literatura se refiere, disfrutan de una gran cotización -cualquier editorial pagaría mucho por tenerlos bajo sus firmas-; son ellos los que estuvieron reunidos en un junio de 2003 para plantear su postura, hasta ahora vigente. Habrá que esperar qué les deparan los años venideros… Por lo pronto, larga vida.

13 de octubre de 2007

Una Antología heterodoxa. (Laberinto 210, 14/10/07)

Le editorial Fondo de Cultura Económica hace no mucho saco un proyecto novedoso denominado: 2 en fondo. Según reza una de las solapas del libro el objetivo es: estimular la reflexión pública sobre asuntos de interés general en los albores del siglo XXI, el cual será conducido por personajes especializados en la literatura, la música, el arte, la ciencia y la historia , y que ya realizan un trabajo intelectual de primer orden.
Es preciso mencionar que este proyecto nace de una conversación en la que participan varios amigos y aquí Volpi hace notar que en el mapa literario mexicano son pocos los espacios donde escritores y críticos puedan reunirse a hablar de libros, intercambiar ideas o escribir ensayos a dos manos, Como resultado el autor de No será la tierra (Alfaguara 2006), invita a un grupo de autores a dialogar sobre temas que iban desde la política hasta la literatura sin dejar de largo otras áreas como la historia y el arte. Un ejercicio interesante que estará siendo publicado poco a poco por esta editorial. Y no lo digo yo, lo dice Rubén Gallo, en la presentación del libro: Heterodoxos mexicanos, una antología dialogada. En esta extraña antología Gallo, escribe al lado de Ignacio Padilla.
En este libro vemos, sin lugar a dudas, el sello que caracteriza a la Generación del Crack, hacer de algo serio una travesura y viceversa, a lo que ellos han bautizado como: una broma en serio. En este paseo los dos autores hablan de sus pasiones literarias de una forma muy amena, llevan al autor de la mano y lo convidan a saltar de forma crackiana. Es una broma que se erige como homenaje a sus antecesores al mismo tiempo que es un monumento al “ego”.
El que se acerque a este libro podrá leer de forma lúdica textos desconocidos o poco difundidos para la mayoría, textos de escritores reconocidos ya dentro de nuestra literatura y que son extrañamente sorprendentes, sorprendentemente extraños. La idea de Padilla y Gallo es que el lector rompa con la clásica percepción que pueda tener de los aquí antologados, pero al mismo tiempo hacen una reflexión sobre el pasado, presente, y quizá, hasta del futuro de nuestra literatura.
Los autores y textos antologados son los siguientes:

Uno: Martín Luis Guzmán y la Remington (1917).
Dos: Luis Quintanilla y las orejas eléctricas (1924).
Tres: Salvador Novo y Guadalupe “la chinaza” (1924).
Cuatro: Federico Sánchez Fogarty y la Tolteca (1928).
Cinco: José Vasconcelos y Goebbels (1940).
Seis: Francisco Tario y la gallina asesina (1943).
Siete: José Revueltas y Pérez (1943).
Ocho: Octavio Paz y los mayas (1973).
Nueve: Bárbara Jacobs y Ruum Zape (1982).
Diez: El Crack y Francisco Villa (2000).

La dinámica es la siguiente: el lector se encontrará con el texto desconocido y luego vendrá un divagué muy interesante, en el cual los escritores hablarán de las impresiones que les dejó el texto, pero también hacen un sucinto resumen de la importancia del autor y explican por qué dicho texto ha sido considerado por ellos como heterodoxo, y cada conversación termina con un vaso comunicante que llevará directamente al trato del siguiente autor con su respectivo texto.
Entre los descubrimientos que el lector podrá encontrar en este libro se leerá la reflexión a la que llegan Gallo y Padilla, al decir que el texto de Bárbara Jacobs, escrito en un idioma inventando, resulta mas estridentista que los hechos por Quintanilla, Maples Arce o Artzubide y que tuvimos que esperar más de 60 años para leer el primer cuento escrito de forma estridentista. Otro descubrimiento que aporta esta antología es un cuento escrito por Revueltas con influencias muy kafkianas.
En fin, este es un libro digno de ser leído, además de ser el primero que viene con garantía de calidad: sí la lectura de este libro no cambia radicalmente su apreciación de las letras mexicanas, le devolvemos su dinero y su cannon.

24 de abril de 2007

Seis nuevas formas de leer, según Calvino (Laberinto 188, 22/04/07)

La Universidad de Harvard invitó el 6 de junio de 1984 a Italo Calvino para ocupar la cátedra de las Charles Eliot Norton Poetry Lectures. Es un ciclo de seis conferencias que tiene lugar durante el año académico de dicha institución. El término poetry significa en este caso toda forma de comunicación poética -literaria, musical, pictórica-, y la elección del tema es libre. Italo habría impartido esta cátedra de 1985 a 1986, pero al terminar de estructurar sus conferencias y una semana antes de partir rumbo a Harvard, la muerte vino para llevárselo el 19 de septiembre de 1985.
Esther Calvino recupera los textos que serían conferencias y las publica para el conocimiento de todos, ricos en contenido que hubiera sido un desperdicio dejarlos en la papeleta. Este ciclo que Calvino iba a dar se titula: Seis propuestas para el próximo milenio (Siruela, 2005). El fin era rescatar algunos valores, cualidades o especificidades de la literatura que él consideraba particularmente caros e iba a tratar de situarlos en la perspectiva del nuevo milenio. Al leer este libro uno asiste a un nacimiento de una teoría. Una manera distinta para analizar los textos más recientes. Una obra que por separado o en conjunto contenga: Levedad […1) Un aligeramiento del lenguaje mediante el cual los significados son canalizados por un tejido verbal como sin peso, hasta adquirir la misma consistencia enrarecida; 2) El relato de un razonamiento o de un proceso psicológico en el que obran elementos sutiles e imperceptibles, o una descripción que comporte un alto grado de abstracción y 3) Una imagen figurada de levedad que cobre un valor emblemático, como en el cuento de Boccaccio, Cavalcanti saltando con sus delgadas piernas por encima de la losa sepulcral…], Rapidez […Rapidez de estilo y de pensamiento quiere decir sobre todo agilidad, movilidad, desenvoltura; cualidades todas que se avienen con una escritura dispuesta a las divagaciones, a saltar de un argumento a otro, a perder el hilo cien veces y a encontrarlo al cabo de cien vericuetos…], Exactitud […1) un diseño de la obra bien definido y bien calculado; 2) la evocación de imágenes nítidas, incisivas, memorables; en italiano tenemos un adjetivo que no existe en inglés, “icástico”, del griego Ekiautikós; y 3) un lenguaje lo más preciso posible como léxico y como expresión de los matices del pensamiento y de la imaginación…], Visibilidad […es como advertencia del peligro que nos acecha de perder una facultad humana fundamental: la capacidad de enfocar imágenes visuales con los ojos cerrados, de hacer que broten colores y formas de alineamiento de caracteres alfabéticos negros sobre un página blanca, de pensar con imágenes. Pienso en una posible pedagogía de la imaginación que nos habitúe a controlar la visión interior sin sofocarla y sin dejarla caer, por otra parte, en un confuso, lábil fantaseo, sino permitiendo que las imágenes cristalicen en una forma bien definida, memorable, autosuficiente, “icástica”…], Multiplicidad [ …Tenemos el texto unitario que se desenvuelve como el discurso de una sola voz y que resulta ser interpretable en varios niveles (…). Tenemos el texto múltiple que sustituye la unicidad de un yo pensante por una multiplicidad de sujetos, de voces, de miradas sobre el mundo, según ese modelo que Mijail Bajtin ha llamado “dialógico” o “polifónico” o “carnavalesco”, y cuyos antecedentes encuentra en autores que van de Platón a Rebeláis y a Dostoievski. Tenemos la obra, que ansiosa por contener todo lo posible, no consigue darse una forma y dibujarse unos contornos, y queda inconclusa por vocación constitucional, como hemos vista en Musil y Gadda. Tenemos la obra que corresponde en literatura a lo que en filosofía es el pensamiento no sistemático, que procede por aforismos, por centelleos puntiformes y discontinuos, (…). Entre los valores que quisiera que se transmitiesen al próximo milenio figura sobre todo éste: el de una literatura que haya hecho suyo el gusto por el orden mental y la exactitud, la inteligencia de la poesía y al mismo tiempo de la ciencia y de la filosofía (…). (…) ojalá fuese posible una obra concebida fuera del self, una obra que permitiese salir de la perspectiva limitada de un yo individual, no sólo para entrar en otros yoes semejantes al nuestro, sino para hacer hablar a lo que no tiene palabra, al pájaro que se posa en canalón, al árbol en primavera y al árbol en otoño, a la piedra, al cemento, al plástico] y tenga un buen inicio como un buen final, tendrá duración.
Como se podrá ver es un libro necesario para interpretar con otra herramienta la calidad y quizá aventurar a predecir si alguna obra podrá perdurar en el tiempo.
Quizá el lector al acercarse a este texto, dé un nacimiento a una nueva teoría literaria.
Las anteriores propuestas son utilizadas por Pedro Ángel Palou García en el Manifiesto del Crack para definir una de las posturas literarias de este grupo de escritores y que aparece en el libro: Crack. Instrucciones de uso (Mondadori, 2004). Recuerde visitar: http: //elguardiandeldivan.blogspot.com, el fin es lograr interactuar con usted, querido lector, y así recibir sus críticas, sugerencias y comentarios.

8 de marzo de 2007

Hacia los buenos lectores (Laberinto 182, 11/03/07)

Continuando y para cerrar con Vladimir Nabokov (Laberinto 177, 04/02/07). El autor de Lolita, comenta en la introducción a su Curso de Literatura Europea (Ediciones B, 1987), pero ahora sobre la relación entre la literatura y el escritor:

La literatura es invención. La ficción es ficción. Calificar a un relato de historia verídica es un insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la architramposa Naturaleza. (…) El autor literario no haces más que seguir el ejemplo de la Naturaleza. (…).
Hay tres puntos de vista desde los que podemos considerar a un escritor: como narrador, como maestro, y como encantador. Un buen escritor combina las tres facetas; pero es la de encantador la que predomina y la que le hace ser un gran escritor. (…).
Las tres facetas del gran escritor –magia, narración, lección- tienden a mezclarse en una impresión de único y unificado resplandor, ya que la magia del arte puede estar presente en el mismo esqueleto del relato, en el tuétano del pensamiento seco, limpio, organizado, que provocan en nosotros un estremecimiento artístico tan fuerte como puede provocarlo una novela como Mansfield Park o cualquier torrente dickensiano de imaginación sensual. Creo que una buena fórmula para comprobar la calidad de una novela es, en el fondo, una combinación de precisión poética y de intuición científica. Para gozar de esa magia, el lector inteligente lee el libro genial no tanto con el corazón, no tanto con el cerebro, sino más bien con la espina dorsal. Es ahí donde tiene lugar el estremecimiento revelador, aun cuando al leer debamos mantenernos un poco distantes, un poco despegados. Entonces observamos, con un placer a la vez sensual e intelectual, cómo el artista construye su castillo de naipes, y cómo ese castillo se va convirtiendo en un castillo de hermoso acero y cristal.

Por lo aquí presentado, sin duda, este libro debería estar en nuestro librero, no sólo por el gran prólogo, cuyo fin es acercar al lector a la idea que el autor de Desesperación tenía acerca del oficio de leer y escribir, sino también por los análisis que Nabokov hizo de las obras siguientes: Mansfield Park de Jane Austen, Casa Desolada de Charles Dickens, Madame Bovary de Gustave Flaubert, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, Por el camino de Swann de Marcel Proust, La metamorfosis de Franz Kafka y Ulises de James Joyce. Para desgracia de todos es un libro ya descontinuado o al menos difícil de conseguir, el que tengo, ni siquiera es mío, es un préstamo hecho al que esto escribe, por otro escritor.
Siguiendo esta línea de lectura y escritura, ante los ojos del lector, aparece Leer y escribir (Debate, 2002) de V. S. Naipaul, premio Nobel de Literatura 2001, que en una breve, pero concisa narración va contando al posible lector su experiencia que él tiene y ha tenido con el libro. Sin dejar pasar de largo la opinión particular que tiene de la labor del escritor.
Lo rico de este libro es la capacidad que tiene para lograr que el lector se adentre en las experiencias de Naipaul y las haga suyas. Experiencias comunes, sin tanta complejidad.
Naipaul demuestra en estas páginas, que es una persona de hueso y carne, que disfruta de leer y le fascina escribir. Un libro en el cual el escritor de Al límite de la fe, se desnuda ante el lector, le regala sus entrañas y le dice: mírame, este soy. Despojándose de toda mascara.
Aquí un ejemplo:

En mis fantasías de ser escritor no había idea alguna de cómo empezar realmente a escribir un libro. Supongo –no podía estar seguro- que en aquella fantasía había una vaga noción de que una vez escrito el primer libro, los demás seguirían como si tal cosa.
Descubrí que no era así. No lo permitía el material. En aquellos primeros tiempos, cada nuevo libro suponía enfrentarse con el antiguo vacío una vez más y volver al principio. Los libros posteriores surgieron como el primero, impulsado únicamente por el deseo de escribirlos, con una percepción intuitiva, inocente o desesperada de las ideas y los materiales, sin comprender plenamente a dónde podían llevarme. El conocimiento llegaba con la escritura. Con cada libro profundizaba en el conocimiento y en la emoción, y eso desembocaba en una forma de escritura diferente.
Cada libro suponía una etapa en el proceso de descubrimiento; era irrepetible. Mi material –el pasado, separado de mí también por el espacio- estaba fijado, terminado; no había nada que añadir. Esta forma de escribir lo había agotado. Había llegado al final al cabo de cinco años. Mi imaginación para la escritura era como una pizarra llena de garabatos, borrada en algunas partes y limpia al final: tabla rasa.


Naipaul y Nabokov, dos autores que deben leerse para aquel que empieza su viaje por la literatura, pero también para el lector que busca enriquecer su biblioteca personal.

Esta columna, también la podrá ver en la siguiente dirección: http: //elguardiandeldivan.blogspot.com, el fin es lograr interactuar con usted, querido lector, y así recibir sus críticas, sugerencias y comentarios.

7 de febrero de 2007

Buenos lectores. (Laberinto 177, 04/02/07)

Leer, escuchar música, montar una obra de teatro o ver una película es un oficio, pues como dice Nabokov en su Curso de Literatura Europea (Ediciones B, 1987), que llegó a impartir en Wellesley y Cornell: Al leer, debemos fijarnos en los detalles, acariciarlos. Misma frase aplica para la escritura de un libro o de un guión teatral, la composición de una música y la dirección de una película, sin olvidarnos de todos los elementos que acaban de conformar cada disciplina para crear un todo. Pero, nada de lo anterior valdría la pena sin un público al cual impactar, necesitan de una interacción.
Durante su curso Nabokov, hizo una pequeña encuesta conformada por diez puntos de los cuales los estudiantes elegirían cuatro para conformar la definición de un lector, aquí los puntos:

1. Debe pertenecer a un club de lectores.
2. Debe identificarse con el héroe o la heroína.
3. Debe concentrarse en el aspecto socioeconómico.
4. Debe preferir un relato con acción y diálogo a uno sin ellos.
5. Debe haber visto la novela en película.
6. Debe ser un autor embrionario.
7. Debe tener imaginación.
8. Debe tener memoria.
9. Debe tener un diccionario.
10. Debe tener cierto sentido artístico.

Nabokov cuenta que la mayoría de sus alumnos se fueron por los puntos 2, 3 y 4. Pero un buen lector cumple con los puntos 7, 8, 9 y 10. Pero, desde luego un buen lector es aquel que relee los libros, debido a que el acto de leer consta de un ejercicio complejo que recae en los ojos al moverlos a cada rato de izquierda a derecha, esto según Nabokov, limita nuestra comprensión a profundidad del sentido del libro. Así como con las amistades, se necesita de una familiarización con el libro, para llegar a comprenderlo por completo.
Más adelante, habla de dos clases de imaginación que puede tener un lector, dixit: En primer lugar, está el tipo, bastante modesto por cierto, que busca apoyo en emociones sencillas y es de naturaleza netamente personal. Sentimos con gran intensidad la situación expuesta en el libro porque nos recuerda algo que nos ha sucedido a nosotros o a alguien a quien conocemos o hemos conocido. O el lector aprecia el libro sobre todo porque evoca un país, un paisaje, un modo de vivir que él recuerda con nostalgia como parte de su propio pasado. O bien, y esto es lo peor que puede hacer el lector, se identifica con uno de los personajes. La segunda imaginación posible y la que Nabokov considera la ideal debe ser: impersonal y la fruición artística. Tiene que establecer un equilibrio armonioso y artístico entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco distantes y gozar de este distanciamiento –apasionadamente, con lágrimas y estremecimientos- de la textura interna de una determinada obra maestra.
Como lectores Nabokov pide que sepamos cuándo y dónde refrenar la imaginación; tratando de dilucidar el mundo específico que el autor pone a nuestra disposición. Insiste en que tengamos el temperamento que resulte de la combinación del sentido artístico con el científico. El lector debe tener pasión y paciencia –pasión de artista y paciencia de científico-, para poder gozar de la literatura.
Aunque al escritor no se le recomienda usar la escritura como un método tipo psicólogo y se proyecte tal cual en la obra, y como parece creer Nabokov, el lector tampoco debe caer en el error de la identificación completa. Es claro y me atrevo a decir que cada lector tiene uno, quizá cinco o más libros que son importantes en nuestra vida, por eso mismo que Nabokov crítica: el recuerdo, la evocación, la identificación y quizá la analogía o metáfora que hacemos de la obra respecto a nuestra vida. O puede darse el caso de que usted, querido lector(a) tenga una biblioteca personal en la cual cada libro tenga un por qué especifico que hace a determinado libro gozar del privilegio de pertenecerle y es que como lector, creo, buscamos cuidar que entra y que no, al lugar más privado por pasiva, y conflictiva por demoníaca: la mente. Y quizá sea el libro el único lugar –a pesar de Nabokov- en donde uno logra psicoanalizarse, proyectarse y hasta identificarse, sirve de amigo y psicólogo.
Hay lectores que prefieren lo contemporáneo de lo clásico, otros se van por los clásicos sin importar lo que estén diciendo las nuevas voces, existirán los que busquen una biblioteca alimentada de todas las voces, corrientes, épocas y estilos, y habrá quienes lean sólo las obras importantes según la crítica estética para tener un bagaje general, pero invierten más tiempo y pasión en un autor, porque cada libro escrito por él crea en el lector la sensación de: ese libro lo pude haber escrito yo. Cada posición es válida, siempre y cuando tenga una razón sustentada. Después de todo se trata de leer.
Por eso, el que esto escribe, presentará según criterio personal, los libros, discos o películas que deben existir en nuestro librero y estante, donde guardamos los discos y películas. Y de repente, recurriremos a opiniones para poder presentar a usted querido lector(a) una baraja de opciones y pueda escoger que obras gozarán del privilegio de provocarle alguna sensación.