16 de diciembre de 2010

"Olvidar la ficción"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 15/12/10)

El pasado jueves estuvo en Profética, casa de lectura, Agustín Ramos presentando su más reciente novela “Olvidar el futuro” (Tusquets, 2010), lo acompañaron Moisés Ramos, Arturo Ordorica y quien esto escribe. Ahí se dijeron muchas cosas importantes, quizá la más destacada es el gran miedo que, tanto autor como lectores tenemos de que esta novela deje de ser ficción para convertirse en dura y cruel realidad.

La trama tiene como protagonista a un escritor que se encuentra en la cima del mundo literario, sin embargo siente que a sus novelas les hace falta más vida, más acción. La vida lo pone en el momento justo y necesario, donde tendrá que resolver la pregunta más complicada de su vida: ¿asesinar o no al empresario más importante e influyente de México? A esto, le seguirán una serie de acciones trepidantes, que convertirán a nuestro destacado escritor en un Ulises asesino. “Olvidar el futuro” goza de una prosa monstruosa que exige al lector suma atención al texto, pues el cambio de escenarios, personajes y tiempos es asombroso, lo cual hace entretenida y complicada la lectura.

A través de esta novela, Agustín Ramos, hace una excelente radiografía tanto al interior como al exterior de diversos mundos, principalmente el literario y el político; en ambos, plasma el sinfín de porquerías que los cubren. Los personajes que aparecen a lo largo de la novela tanto principales, como secundarios están perfectamente construidos que se necesitaría ser muy despistado para no dar con sus posibles símiles en la vida real; convirtiendo así a la novela en una ficción sumamente arriesgada, pues el autor no tiene pelos en la lengua y plasma con precisión de cirujano las críticas necesarias en estos tiempos tan aciagos –acompañadas de una buena carga de un humor negro-, donde la corrupción y esta guerra sin sentido que el gobierno de Felipe Calderón ha emprendido contra el narcotráfico, tienen a México en una situación espantosa.

Una novela imperdible y que hará a cualquiera reflexionar sobre la realidad mexicana y obligará a cada lector a preguntarse ¿quiero esto para México? Una novela donde todos los ahí retratados, desde un multimillonario hasta una simple secretaria, pierden.

Con esta novela Agustín Ramos demuestra, como bien dijo en la presentación del libro, que la literatura es el lugar a través del cual aún se puede gritar, quizá, el único espacio que le queda al mexicano para expresarse libremente.

10 de diciembre de 2010

"Latinoamérica y su literatura naufragada"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 09/12/10)

El distanciamiento que el latinoamericano tiene con el mar, tiene sus orígenes en la forma en que éstos fueron descubiertos-conquistados por Occidente. Mientras que para los países occidentales el mar es sinónimo de progreso, para los latinoamericanos es sinónimo de fatalismo y sumisión; esto es parte de la tesis central del más reciente libro de Ignacio Padilla: “La isla de las tribus perdidas. La incógnita del mar latinoamericano”, con el que obtuvo el Premio Debate-Casa América de Ensayo 2010, en su tercera edición.

Con ligereza y excelente ritmo, casi novelístico, Padilla va llevando al lector por un inmenso mar literario donde uno podrá toparse con grandes navegantes como: Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, José Revueltas, Juan Carlos Onetti, Arturo Roa Bastos, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, entre otros; a través de ellos Padilla explicará al lector cómo este fatalismo marítimo con tendencias catastróficas, está plasmado en la mayoría de las obras de estos autores, donde el agua rara vez será sinónimo de alegría, por el contrario lo será de sufrimiento y de muerte, y donde lo común son los naufragios, las batallas pérdidas y los proyectos fracasados.

“La isla de las tribus perdidas” es una radiografía histórica-literaria de la vida latinoamericana que incita al lector a reflexionar sobre nuestra relación con el mar e invita a que rompamos los paradigmas y nos atrevamos a conquistar las aguas oceánicas, pues una vez que lo hagamos tendremos la mentalidad de conquistadores y no de conquistados. En esta mala relación descansa, parte del fracaso mental, el cual nos ha llevado a uno de índole económico en Latinoamérica.

Un ensayo tempestivo que el lector no debe dejar pasar, pues éste le ayuda a entender la amplia relación que existe en el trinomio literatura-historia-vida.

Avisos parroquiales

Aviso 1: Mañana jueves 9 de diciembre del presente año, a las 7:00 PM, Agustín Ramos estará en Profética, para presentar su más reciente novela “Olvidar el futuro”; lo acompañarán Miguel Maldonado, Gerardo Arturo Zepeda Ordorica y Moisés Ramos Rodríguez. Invitan: Tusquets editores, Profética y la Fuga Literaria.

¡Los esperamos!

Aviso 2: Ya circula el segundo número de la revista Uni-Diversidad, cuyo tema es Bicentenario y violencia: Biolentenario. Encontrarán ricos textos de Slavoj Žižek, Cristina Rivera Garza, Pedro Ángel Palou, Agustín Ramos, Luis Felipe Lomelí, José Prats Sariol, Alejandro Badillo; así como un cuento de Ignacio Padilla y un poema de Rodolfo Mendoza Rosendo y la sección de reseñas con textos de universitarios.

Por supuesto, el diseño sigue siendo de Germán Montalvo, ¿hay otro mejor?

¡No se la pierdan!

1 de diciembre de 2010

"Don Alejo y la final del fútbol mexicano"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 01/12/10)

La violencia en México está a la orden del día, al paso que vamos la estaremos convirtiendo en patrimonio mexicano. Lejos quedaron los días de paz y calma en muchas partes del país. Cuando uno revisa los diarios, deja de ser noticia enterarse que mataron a alguien en alguna parte del norte del país.

Por las noticias nos hemos enterado como las personas huyen de sus ciudades, ya por miedo o por las amenazas efectuadas el crimen organizado. Muchos de nuestros paisanos han optado por abandonar sus casas con absoluta resignación, llevándose lo más valioso: la vida, empero dejando aquél patrimonio qué sepa Dios cuánto tardaron en formarlo. ¿Y las autoridades?, bien gracias. Bajo esta misma estela nació el único y verdadero héroe en fechas recientes, Milenio lo denomino como el héroe que necesitaba el Bicentenario para valer la pena: Don Alejo Garza Tamez. Tenía 77 años, era originario de Ciudad Victoria, Tamaulipas; ante la amenaza de que le iban a arrebatar sus pertenencias, decidió defenderlas al más puro estilo de un mítico personaje de Hollywood. Nuestro nuevo héroe, dicen las diversas narraciones, colocó varias armas en cada una de las ventanas de su casa y en cuanto llegaron los sicarios los recibió a balazos, matando a cuatro, mientras que otros dos huyeron. Don Alejo ya cuenta con un corrido, causó entusiasmo en las redes sociales y ha sido tema de muchos columnistas destacados. Sin embargo, es una noticia que debería preocuparnos, alarmarnos e invitarnos a tomar cartas en el asunto. Ya en el DF lo están haciendo, recientemente una asociación civil ha desplegado mantas, con el fin de buscar la unión ciudadana ante la desprotección gubernamental; asunto que ha sufrido la censura del gobierno capitalino, so pretexto de mantener el orden. ¡Lo que faltaba!

Por donde quiera que se volteé la violencia empieza a ser nuestro pan de cada día. Las ocasiones para celebrar son pocas. En este momento, México cuenta con dos motivos para estar de fiesta, la primera tiene que ver con la realización de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante en el mundo de habla hispana. Que los libros sean motivo de reunión de millares de gente, entre escritores, lectores y editores, debe ser razón para festejar siempre. El otro, quizá más banal y muy efímero, es la final de fútbol mexicana; más allá de los equipos que participan, lo importante es que por una semana la gente de Monterrey y Torreón podrán olvidarse de la violencia que los aqueja para celebrar la posibilidad de ver a su equipo campeón.

Es una pena que los mexicanos tengamos que agarrarnos de cosas tan efímeras, como la final del fútbol, para olvidarnos de la realidad y es de preocuparse que tomar justicia por cuenta propia parezca ser el mensaje del heroísmo de Don Alejo.

Avisos parroquiales

El próximo jueves 9 de diciembre del presente año, a las 7:00 PM, Agustín Ramos estará en Profética, casa de lectura, para presentar su más reciente novela “Olvidar el futuro”; lo acompañarán Miguel Maldonado, Gerardo Arturo Zepeda Ordorica y Moisés Ramos Rodríguez. Invitan: Tusquets editores, Profética y la Fuga Literaria.

¡Los esperamos!

24 de noviembre de 2010

"El terremoto que olvido el arte"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 24/11/10)

Desde tiempos inmemoriales, el arte ha estado relacionado ampliamente con la humanidad. Es por eso que cada hombre que ha habitado la tierra en las distintas épocas, ha tenido la necesidad de dejar alguna huella o testimonio, como constancia de su paso por la vida. Gracias a esta hambre de expresión y ubicuidad, hemos podido enterarnos desde: la desaparición de culturas enteras, el sufrimiento causado por alguna conquista, hasta la lucha contra epidemias, buscando, quizás, heredar una reflexión o un mensaje para las nuevas generaciones.

Gracias a muchas expresiones artísticas, los historiadores han podido rellenar algunos huecos, que el discurso histórico no ha logrado. Lo anterior, es una relación que al autor de la generación del Crack: Ignacio Padilla, le interesa ahondar en su ensayo “Arte y olvido del terremoto” (Almadía, 2010) - galardonado con el Premio Luis Cardoza y Aragón de Artes Plásticas 2008-, cuya intención es buscar esa correspondencia entre arte, catástrofe y pérdida causadas por el terremoto del 19 de septiembre de 1985. Para ello, busca responder: ¿qué queda de aquel desastre en la conciencia colectiva de una sociedad que, por otra parte, insiste en no olvidar el 2 de octubre o la crisis de 1994?, ¿puede decirse que hubo un arte de los sismos?, ¿cuáles son las asignaturas pendientes de nuestra memoria colectiva, que tocaría resolver a las artes?

Ignacio Padilla lleva al lector a una reflexión amplia y exhaustiva, sobre la verdadera aportación o no que en su momento pudieron tener diferentes artistas como: Gabriel Orozco, Mauricio Maillé, Sergio Toledano, Rubén Ortiz, Ulf Rollof, Eloy Tarcisio, Antonio Luquín, Germán Venegas, Enrique Metinides; o colectivos artísticos como: la Compañía de Luz y Fuerza y el Semefo. Para lograr que este ahondar parezca sencillo, recurre a un lenguaje ameno, de tal forma que el ensayo logra mezclar el argumento con el estilo narrativo de un cuento o una novela.

“Arte y olvido del terremoto” logra explicar y establecer los resultados que la sociedad ha sufrido al no saber nombrar y cuestionar, en tiempo y forma, las heridas causadas por el terremoto; al mismo tiempo que expone las responsabilidades que comparten los medios de comunicación masiva junto con el arte, respecto a la amnesia colectiva que se tiene del temblor.

Avisos parroquiales

Dentro del programa de la FIL-G, Sergio Pitol y su “Autobiografía soterrada” harán acto de presencia el 28 de noviembre a las 200:00 horas en compañía de Martín Solares; el 1 de diciembre a las 19:00 horas Pedro Ángel Palou presentará “Pobre patria mía”, lo acompañara Paul Garner –el biógrafo de Porfirio Díaz-; el jueves 2 de diciembre a las 12:00 horas el poeta poblano Miguel Maldonado presentará su poemario “Los buenos oficios. Responso a Los demonios y los días de Rubén Bonifaz Nuño”, lo presentarán Pedro Ángel Palou, Rodolfo Mendoza y Víctor Ortiz; este mismo día a las 13:30 horas se presentará Uni-Diversidad, la revista de Pensamiento y Difusión cultura de la BUAP, ya con dos números en existencia, dicho evento estará a cargo de Pedro Ángel Palou; e Ignacio Padilla presentará “La isla de las tribus perdidas el 3 de diciembre a las 20:00 horas, al lado de Ana Clavel.

17 de noviembre de 2010

"Vida + Fútbol + Literatura = Vladimir Dimitrijević"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 17/11/10)

La relación entre fútbol y literatura para muchos puede resultar extraña, pero otros ya la vemos como cotidiana. Los mejores ejemplos en México de dicha relación son: Juan Villoro, Rafael Pérez Gay; a nivel Latinoamérica tenemos a: Andrés Neuman y Eduardo Galeno; por nombrar algunos.

A mis manos ha llegado la segunda edición de: “La vida es un balón redondo” de Vladimir Dimitrijević (Sexto Piso, 2010), un libro exquisito para todo aquél lector que tenga como pasiones vitales al fútbol y a la literatura.

A lo largo de ciento treintaisiete páginas, el autor ofrece una hermosa y dinámica disertación sobre la importancia que tiene en su vida el fútbol y cómo ésta comparte símiles con las formas de vivir la literatura. Vladimir ofrece unas comparaciones interesantes entre escritores y directores técnicos, entre cualidades poéticas y la existencia de los cracks del fútbol. Sin embargo, no es un texto romántico donde el autor sólo se dediqué a plasmar las virtudes del fútbol y sus semejanzas con la literatura; también retrata las grandes afectaciones, para bien y para mal que este deporte ha sufrido con la incursión de tecnologías y la inyección de fuertes economías, gracias a las monstruosas publicidades; desde la implementación de slogans en las playeras de fútbol, quitándoles elegancia; hasta la aparición de cánones de lo “futbolísticamente correcto” y la “esclerosis democrática”, que da como resultado: un cierto temor a no triunfar que ha inundado el fútbol a nivel mundial, cambiando así los juicios y la estética futbolística. Ahora es raro ver marcadores abultados y en cambio se ven partidos donde la diferencia entre el ganador y el perdedor es de un gol.

Sin duda, una amplia metáfora de la vida futbolísticamente literaria.

“La vida es un balón redondo” más que ser una serie de ensayos ortodoxa, es una serie de conversaciones amenas e íntimas , donde el autor quiere hablar con el “otro” acerca de lo mucho que extraña el fútbol, pues una lesión le arrebato la posibilidad de llegar a ser un futbolista profesional. Es, de igual forma, una invitación a no perder la pasión por la vida y por los sueños que uno va teniendo desde pequeño y que no siempre se cumplen.

Avisos parroquiales

Ya está circulando el número 111 de la revista Dosfilos, cuyos principales atractivos son las apariciones de las plumas de Guillermo Samperio con su texto “El amplio y breve oficio de la escritura” y una breve muestra poética de Pedro Ángel Palou, poemas que son parte de su “Catálogo de las aves”, publicado recientemente por el Gobierno del Estado de Zacatecas.

Y pronto saldrá el segundo número de la revista Uni-Diversidad, espérenla.

10 de noviembre de 2010

"¿Cómo se consigue perdurar?"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 10/11/10)

Todo escritor aspira a la inmortalidad, a ese ser recordado por sus lectores, empero ¿por qué ciertos escritores son más recordados que otros? y sobre todo: ¿a qué se debe que Borges se haya inmortalizado más en la memoria de muchos lectores que Alfonso Reyes, a pesar de que el primero vio al segundo como un gran maestro? Preguntas básicas que Hugo Hiriart se hace y comparte con el lector. Cuestionamientos que dan origen a su más reciente libro: El arte de perdurar, publicado por Almadía, dentro de su colección de ensayos: Estuario.

Este libro está compuesto por dos preciosos ensayos: “El arte de perdurar” y “La luz perfecta”. El primero explica magistral y didácticamente –siempre a modo de conversación- las amplias diferencias que existen entre Borges y Reyes. Primero, empieza por definir -con exactitud de cirujano-, el estilo que caracteriza a Reyes, para después confrontarlo con la amplia producción literaria de Borges, especialmente con su prosa ensayística, y termina por enfrentar a estos dos escritores con George Orwell, otro prolífico escritor. La finalidad: encontrar los cómos y los por qué de la perdurabilidad de estos escritores ante el lector. Un análisis donde más que el talento, a Hiriart le interesa ahondar en el recurso. En el segundo ensayo, aplica el mismo argumento que en el anterior, pero ahora con los pintores famosos: Rubens y Velázquez, al mismo tiempo que da lugar a los autorretratos de escritores famosos, proponiendo así una búsqueda donde el centro sea encontrar la perdurabilidad de la creación artística.

Un par de ensayos sumamente ricos, quizá el primero sea más lúcido que el segundo y menos complejo. El primer ensayo a pesar de ser más extenso, tiene un lenguaje más liviano y una prosa más ágil. Sin embargo, el conjunto es extraordinario pues logra hacer que ambos ensayos converjan en uno.

Debo confesar que es la primera vez que leo a Hugo Hiriat y mi encuentro con dicho escritor ha sido ameno. Un libro que me dejo con ganas de leerle más seguido. Una recomendación que tengo que agradecer al amigo Javier Aranda Luna, una razón más para que corran por el libro y lo disfruten, sin duda, les ayudará a entender por qué unos escritores tienen más reconocimiento que otros.

27 de octubre de 2010

"El ensayo hecho poesía"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 27/10/10)

Belleza narrativa, palabras exactas y levedad en la forma de escribir, son algunas de las características que posee esta colección de ensayos: “Papeles falsos” de Valeria Luiselli (Sexto Piso, 2010); particularidades que, según Ítalo Calvino, la buena literatura debería tener.

A lo largo de 106 páginas la autora lleva al lector por un mar de reflexiones citadinas y muy personales, que van desde el placer de andar en bicicleta por las calles del Distrito Federal hasta la posible relevancia o no, de los relingos en los paisajes urbanos de la ciudad de México. Cavilaciones cuya ilación va acompañada de una tremenda reflexión sobre algunos autores como Brodsky, T. S. Eliot o Gilberto Owen.

“Papeles falsos” es la opera prima de la autora y sin lugar a dudas, un excelente libro, el cual recurre a explicar ideas complejas utilizando metáforas sencillas, lo que le permite hablar de cualquier tema -sin aparente similitud-, y que encuadre perfectamente con la literatura, con la vida misma.

Cada frase es una bomba, cada texto una batalla y el libro una guerra ganada.

Gracias a su grandioso estilo, Valeria invita a lector a sentarse con ella dentro de un panteón para tan sólo leer en paz mientras espera la hora para encontrarse con su cita; también con ella el lector logrará pensar y sufrir en la búsqueda que emprende para encontrar el significado de la palabra saudade.

Cada reflexión es como una invitación a mudarse de casa, revisitar los libros leídos años atrás, inclusive a ponerles notas a cada uno de ellos, a subrayarlos; para dentro de unos años preguntarnos el por qué de esa nota o remarcación.

“Papeles falsos” es un libro descarado y transparente; son los auténticos y claros pensamientos que tanto acongojaron, quizá lo sigan haciendo, a Valeria Luiselli. Esta reunión de textos es una clara invitación a sostener una conversación a distancia con la autora.

“Papeles falsos” tal vez sea la distribución de silencios y vacíos que conforman a Valeria, empero, lo más seguro es que sean una serie de excavaciones profundas, cuyo objetivo era escribir por escribir y al final Valeria se encontró y nosotros con ella.

A partir de hoy, probablemente, me anime a señalar las frases que me gusten de cada libro que vaya leyendo. Mientras lo reflexiono, lo invito a que se deje llevar por la prosa ensayística de Valeria, que más bien parece un gran argumento narrativo-poético.

20 de octubre de 2010

"La era del amor mercantil"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 20/10/10)

Establecer una relación entre amor y capitalismo, no sólo suena descabellado; se escucha ofensivo. Sin embargo, Eloy Fernández Porta, a lo largo de 364 páginas demuestra de manera contundente que están más que enlazados.

El presente libro obtuvo el cotizado y destacado Premio Anagrama de Ensayo 2010 en su edición número 37 y parece bajo la colección Argumentos de Anagrama, fundada y aún dirigida por el connotado Jorge Herralde.

El lector se enfrentará ante un ensayo de corte sociológico, perfectamente documentado y con una estructura novedosa, el cual irá explicando cómo se construye la relación amor-dinero y usa como punto de partida un anuncio de la empresa Cash-Converter, donde puede leerse: “¿Tu novi@ te ha puesto los cuernos? Véngate vendiéndonos los `regalitos´ que te hizo”. Y es a partir de este ejemplo que el autor explica cómo el amor es el producto más efectivo en el mundo de los negocios, pues se pueden sacar ganancias con las pérdidas amorosas y, obvio, con los procesos románticos. Dicho de otra forma, al existir toda una serie de corporaciones, imágenes y medios que van produciendo y dándole forma al amor y su entorno, la sociedad está asistiendo o siendo parte de un “Mercado Afectivo”, probablemente sin darse cuenta de ello. Un “Mercado Afectivo” donde las pasiones se han vuelto moneda de cambio y abandonaron su expresión íntima, pues ahora gracias a diversos instrumentos digitales, informativos y financieros ha transformado su identidad individual o dual, para configurarse como una identidad hiperconectiva. A lo largo de este ensayo, el autor va intercalando poemas, canciones, sátiras y un relato de crítica ficción, que se sitúa en el año 2040, donde el “Mercado Afectivo” se derrumbará.

“Eros” no es un ensayo sencillo de leer, debido a la mezcla que hace entre ficción y argumento. Exige demasiada atención a lector, es un libro celoso que no permite compartir espacio y tiempo con otras lecturas.

Un libro de amplio interés para aquellos que se animen a explorar el tema del amor, desde un punto de vista social y económico.

13 de octubre de 2010

"Dos novelas para pasar el rato"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 13/10/10)

En pasado reciente, mientras daba clases a mis alumnos de preparatoria del Instituto Covadonga, discutíamos sobre ¿qué puede considerarse como literatura de arte mayor y qué no? Una de las principales herramientas es el canon, -entendido como la vara de medición en los ámbitos del arte y la cultura-, dicho canon siempre está en una constante búsqueda estética, la cual pretende que cada obra cuente con un buen contenido o fondo (ideas) y una forma (estilo, estructura, discurso). Por supuesto, no deben olvidarse las novelas que la mayoría de críticos coincide en denominar como las “novelas, cuentos, ensayos o poemas dignos” de ser considerados como las “obras”.

En gustos se rompen géneros y necesidades también. Hay momentos en que uno puede cansarse de la “literatura seria” y necesite un descanso. Buena opción puede ser recurrir a las novelas consideradas como Best Sellers, siempre por encima de los libros de superación personal. Al menos existe un esfuerzo por buscar contar y sostener una historia, cuyo fin primordial es la de atrapar al lector.

“Amores virtuales” de Marina Castañeda (Plaza Janés, 2010) a través de una prosa sencilla que no se mete en demasiadas complicaciones literarias y a lo largo de 373 páginas, la autora cuenta la historia del Dr. Ulises Blanco, reconocido psiquiatra, que empieza a cuestionar su vida y sentido profesional, gracias a unos correos electrónicos que recibe de forma anónima. Es a través de la lectura de diversos correos electrónicos y de un sumergimiento en el ciberespacio que dicho Doctor descubre el sentido de su vida. Una novela donde el Doctor comparte escena con los personajes y donde el universo narrativo es el mundo virtual.

La otra novela que puede entrar en este rango es “Álbum de bodas” Nora Roberts (Plaza Janés, 2010). La autora número uno en ventas según el New York Times, inicia con esta novela su serie “Cuatro bodas”. Al igual, que la obra antes mencionada, ésta tampoco se mete en camisa de once varas, sólo se dedica a contar una historia y en comparación con la anterior, la calidad narrativa es mejor y la trama suena más interesante. Aquí se cuenta la historia de cuatro mujeres: Parker, Laurel, Emmaline y Mackensie, que han estado unidas desde la infancia donde to

do era diversión, ahora se han convertido en mujeres sensuales, divertidas e independientes y han montado una empresa que se dedica a convertir las bodas en el mejor momento de la vida. Mujeres que andan en busca del amor y que esperan encontrarlo en alguna de las tantas bodas que organizan, como le sucede a Mackensie, quien se topa con un chico de metro noventa, mientras grababa una de ellas. A partir de aquí su historia cambiará.

Ambas novelas están, sin duda, dirigidas para aquellos lectores o lectoras que buscan historias típicas de amor. No son las “grandes novelas” ni las pongo por encima de Harry Potter, pero sí las preferiría en lugar de Paulo Coelho o Stephen Meyer.

7 de octubre de 2010

"De rudos y técnicos"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 07/10/10)

Mucho se ha dicho acerca de la Lucha Libre: que si es un circo, que si los golpes son de verdad, que si está arreglado, que no son deportistas. Dichas opiniones tienen cierto valor. Sin embargo, la mejor manera de comprender, analizar y verificar cualquier versión y opinión alrededor de este deporte, es asistiendo.

Después de un año regrese a la Arena Puebla –acompañado de Carolina, mi hermosa Kurá-, para disfrutar de una función de Lucha Libre, cuya cartelera anunciaba en su semifinal a Rush, Máximo y Valiente del bando técnico; mientras que la tercia ruda estaba conformada por Averno, Mephisto y Ephesto. Por otro lado, la lucha estelar advertía la presencia de Místico, La Máscara y Máscara Dorada en contra de los Guerreros de la Atlántida: Atlantis y Último Guerrero, al lado del "Rey del Guaguanco": Mr. Niebla. La cita como de costumbre era a las nueve de la noche en punto.

Por motivos económicos, decidimos que el mejor lugar era ir a la zona de balcón, estando dentro de la Arena Puebla, elegimos en pro de una mayor visión y diversión sentarnos en el área donde se ubica la porra ruda. Ahí las pasiones salieron a flote y la seriedad de cada día quedo en el olvido. Ambos necesitábamos liberar adrenalina y gritar lo que hace mucho no gritábamos. De nuestras bocas emergían diversos gritos, desde mentadas de madre hasta porras rudas.

Asistir a la Lucha Libre es presenciar un teatro enorme donde luchadores y afición se conjugan para ofrecer una gran comedia. Ahí uno puede toparse con mujeres y hombres de todos colores y clases; acuden los trajeados, los malolientes, los pandrosos, los fresas, los comunes. No hay distingo de nada, durante las dos horas que dura la función todos se confunden y se transforman con el fin de sacar a flote aquél ente vulgar y corriente que está escondido en espera de encontrar el mejor lugar para mostrarse; la Lucha Libre es la zona indicada, pues aquí no interesa otra cosa que interpretar de la mejor forma posible el papel de rudo o técnico. A nosotros nos gusta el papel de rudos, pues este bando no basa su triunfo en la aprobación de una autoridad, (referí) ellos se generan las opciones: el triunfo legal o el triunfo ilegal, cuyo principal motor es humillar a cualquiera de los luchadores del bando técnico.

La Lucha Libre es un espectáculo como cualquier otro, donde probablemente el triunfo de determinado bando esté pactado con anterioridad; aunque se diferencia de los demás por la enorme preparación tanto deportiva como actoral; ya que los golpes son reales, pero, sin duda alguna, saben dónde y cómo pegarse. Tan reales son los golpes como los lances que las lesiones o la muerte durante la pelea son opciones contempladas por cada uno de los participantes.

No hay mejor forma de lograr una catarsis perfecta que la Lucha Libre y no existe mejor ruda, que además sea bonita, que Carolina. Y no conozco mayor poesía deportiva que la emergida por cada una de las porras, ya ruda, ya técnica.

¡Arriba los Guerreros de la Atlántida! y a quien no le parezca que vaya y que chi…y que chi… y que chiquitibum a la bin bon ba, ¡Rudos, Rudos, Rudos; rra, rra!

29 de septiembre de 2010

"El exilio mexicano en tres tiempos"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 29/09/10)

Quemar las naves es un signo de madurez, dicen, pero no siempre es una decisión que se tome por cuenta propia, algunas veces las circunstancias y el entorno invitan a huir del lugar de origen; otras la necesidad se convierte en la madre de las acciones y otras la presión por dejar de hacer y ser lo que otros quieren incita a fugarse de todo aquello que se conoce por mundo. Son algunos de los temas abordados en la novela –la tercera en su carrera novelística- “Por cielo, mar y tierra” de Ximena Sánchez Echenique, publicada por Tusquets en su colección Andanzas.

La novela cuenta la historias de tres personajes: Porfirio Díaz, Alfredo Palacios y Benigno Silva. Relatos cuyo vaso comunicante es el abandono de la tierra que los vio nacer y crecer: la Nueva República. El primero abandona México a bordo del célebre barco Ypiranga y ahí tendrá una serie de reflexiones en torno al país que deja y en lo que espera éste se convierta; el segundo es un joven clasemediero, cuya única preocupación ha sido saber qué ropa ponerse, pues a pesar de su rebeldía todo lo han decidido sus padres por él; que ha terminado su carrera universitaria y se propone estudiar su maestría en el “Viejo mundo”; y el tercero es un humilde padre de familia oaxaqueño que va sobreviviendo apenas en el día a día, para mantener a su familia: una esposa y una hija, cansado de eso decide que tiene que buscar algo mejor en el “Otro lado”, y así poder ofrecerles algo más digno.

El exilio como motor para el crecimiento y la reflexión; la partida del lugar de nacimiento como búsqueda de las respuestas a esas preguntas que no dejan conciliar el sueño; parecen ser algunas de las certezas que la novela de Ximena Sánchez Echenique busca ofrecer al lector. Las historias de esta novela se van alternando para hacer más ágil y amena su lectura; las cuales se cuentan desde la segunda voz, cuya intención pareciera sentenciar la vida de estos personajes y cuestionarlos en cada una de sus acciones y pensamientos; al mismo tiempo que confronta al lector pues lo hace partícipe de la novela al optar por este estilo de narración.

Ximena Sánchez Echenique es licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM y aspirante a maestra en Letras Latinoamericanas por la misma casa de estudios. Se desempeña como ensayista y novelista, a lo largo de su carrera ha colaborado en las revistas La experiencia literaria, Luna Córnea y en obras como “Literatura, memoria e imaginación en América Latina. Algunos derroteros de su representación a través de la oralidad y la escritura” (2006). “Sobre todas las cosas” (2004) –su opera prima-, la hizo acreedora al Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano 2003.

“Por cielo, mar y tierra” es una novela que invita al lector a reflexionar sobre las razones por las cuales tantos y tantos se ven obligados a dejar México. Y que junto con sus obras dos novelas: “Sobre todas las cosas” y “El ombligo del dragón”, según en una entrevista ofrecida por la autora para Milenio diario, conforma una trilogía que explica: “porque los personajes depositan su historia en los objetos que les rodean, y se aferran a los objetos porque piensan que contienen su identidad. Ése es el motivo por el que, hasta cierto punto, fracasan: porque no están a tiempo de recapacitar y generar vínculos con las personas”.

Invitación

Este viernes 1 de octubre estará Guillermo Samperio presentando sus tres novelas históricas juveniles: “Hidalgo”, “Morelos” y “Juárez”, publicadas por Ediciones B. El evento se realizará dentro de las instalaciones del Colegio Woodcock a la 1:00 PM.

22 de septiembre de 2010

"Para reírse del Bicentenario"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 22/09/10)

Dicen que la mejor medicina es la risa. De ser así, Trino es el doctor que les recomiendo visitar para curarse de la enfermedad llamada: bicentenario.

Con un gran humor y a través de la tira cómica, Trino decide ofrecer al lector una variante de la “Historia Patria” y quitarle toda esa carga simbólica, para desmitificarla y contextualizarla con los tiempos que nos encontramos viviendo. Hidalgo, Allende Zapata, entre otros, serán los próceres que protagonizan la mayoría de estas tiras y el lector los verá llevando a cabo sus respectivas guerras utilizando diversas herramientas como el Facebook o el BlackBerry; etc. ¿Se imagina alguna de estas célebres batallas si en sus tiempos hubieran tenido dichas herramientas tanto sociales como tecnológicas? Pues Trino lo hace posible de manera inteligente, verosímil y entretenida.

Obviamente, no es un libro que busqué acomodarse como un testimonio fiel u ofrezca una postura científica e histórica de dichos acontecimientos, pero sí puede considerarse como un libro lúdico para las nuevas generaciones y así otorgarles la oportunidad de acercarse a la historia sin tanto formalismo, que le pierdan un poco el respeto, para después ya intentar entenderla sin los candados educativos que vienen arrastrando desde la primaria.

A lo largo de 107 páginas Trino no sólo busca hacer pasar al lector un rato ameno en su encuentro con la Historia, también es una crítica audaz de lo inútil de estas celebraciones, porque antes habría que resolver muchas cosas: el empleo, la violencia en la mayoría de los Estados del país y la falta de espacios para el desarrollo de los jóvenes de hoy.

Historias desconocidas de la Independencia y la Revolución ha sido editada por Tusquets y es una propuesta que busca anclarse tanto el público juvenil como en el adulto.

Sin duda, es una lectura que no debe dejar pasar y una mejor manera de seguir festejando a México.

8 de septiembre de 2010

"Una perra novela"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 08/09/10)

A mi Kurá hermosa, porque gracias a ti llegué a Laurie.

Una premisa podría decir que un libro escrito por algún actor, actriz o personaje de televisión, es un riesgo alto y nada recomendable.

Afortunadamente, en este caso, el de Huhg Laurie, la cosa es distinta. Laurie está más allá de la súper famosa serie Dr. House. Durante su estancia en la Universidad de Cambridge, Laurie participó en diversas obras de teatro al lado de Emma Thompson y Stephen Fry; en 1981 gracias a una de sus actuaciones obtuvo el Perrier Award. Además de actor se ha ganado la vida como director, músico y escritor, su segunda novela recientemente terminada es The Paper Soldier.

The gun seller publicada por su autor en 1996, llega a los lectores hispanoamericanos gracias a la traducción realizada por Alberto Coscarelli en 2006 con el título de Un noche de perros y fue publicada en ese mismo año por la editorial Planeta. Sólo que su difusión en México ha sido reciente.

Thomas Lang -personaje principal de la novela- un ex-policía es ahora un asesino a sueldo que extrañamente tiene demasiados escrúpulos. Un día cualquiera como todos en su vida, recibe la visita en un alto empresario para ofrecerle un jugoso negocio: matar a Alexander Woolf, un gran empresario norteamericano con negocios tanto en Inglaterra como en Escocia, empero nuestro personaje rechaza la oferta y decide que lo mejor sería avisar al candidato a ser asesinado del riesgo que corre. En el camino, no sólo se involucrará más y más con aquello de lo que pensaba huir, se percatará de una tremenda red de corrupción, mentiras y demasiada violencia, obligándolo a eliminar a unas cuantas cabezas, que en el camino ya no sabe realmente cuál era el objetivo de todo esto y para quién está trabajando, lo que sí tiene claro es que las femmes fatales son las dueñas de su vida y corazón.

Debo decir que Un noche de perros de Laurie no es la “obra” de las obras, pero sí está perfectamente lograda. Laurie logra escribir una excelente novela, ubicada dentro del género negro y llena de un exquisito humor ácido, cabalmente trabajado. Una novela que sin duda, sale bien librada y que los hará pasar un buen rato.

Quizá el problema mayor de Laurie sea la serie de Dr. House, pues para los que saben no es secreto que el personaje de la serie tiene muchas adaptaciones a la personalidad del actor y sin duda, el protagonista de la novela tiene muchas referencias a la personalidad del mismo Laurie.

Ampliamente recomendable para descansar de los grandes escritores y leer una buena novela que puede hacer al lector respirar otros aires, que a diferencia de novelas que prometen mucho –léase Allende o Mastretta-, la de Laurie dejará a cualquiera con ganas de esperar su próximo libro.

1 de septiembre de 2010

"La Castañeda, el testimonio de la locura"-(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 01/09/10)

Con gran atino, la editorial Tusquets ha sacado una colección Centenarios, donde se engloban una serie de ensayos y novelas que buscan abrir una discusión alterna a la planteada por el discurso oficial. Y dentro de esta colección que aparece el libro más reciente de Cristina Rivera Garza: La Castañeda. Narrativas dolientes desde el manicomio general, México, 1910-1930, un ensayo netamente histórico, pero con una narrativa completamente literaria.

Conformando por 264 páginas, este libro que antes fue la tesis tanto de Maestría como de Doctorado de la autora; cuenta el proceso de conformación del célebre nosocomio psiquiátrico La Castañeda, el cual iniciara su vida pública en medio de las celebraciones del centenario de la Independencia de México, inaugurado el 1ero de septiembre de 1910, hospital era una de las tantas representaciones que dentro régimen porfirista se alzaban como símbolo de progreso y modernidad.

Con soltura y sin la pesadez de un texto histórico Rivera Garza va llevando al lector por cada uno de los pabellones, pasillos, talleres y jardines que constituyeron a la clínica. Bien documentado y respaldado en teorías tanto psiquiátricas como en las memorias que diversos investigadores han aportado alrededor del propio lugar, Rivera Garza va desglosando cada uno de los aspectos que hicieron posible la existencia de este hospital, tan afortunada en sus inicios y accidentada en sus finales, el libro va explicando cómo se escogían a los internos y doctores, bajo qué condiciones se trabajaba y se era ingresado a dicho lugar; de igual forma los procedimientos bajo los cuales se dictaminaban ciertas enfermedades y el porqué de la distribución y división de los pasillos, donde eran ubicados los pacientes. Libro que evidencia las innumerables buenas intenciones que se tenían, sin embargo eran más las carencias para entender, interpretar, registrar y atender cada uno de los casos. De forma tal, que La Castañeda durante sus 58 años de existencia fue un hospital, un lugar de cobijo, una semi-cárcel y un asilo.

La Castañeda. Narrativas dolientes desde el manicomio general, México, 1910-1930, es al fin, un testimonio de cada las conversaciones e historias que tuvieron vida dentro de este lugar. Es también un libro que invita a regresar a otro: Nadie me verá llorar, la novela hermana de este ensayo histórico, cuyo personaje principal es una de las habitantes de este lugar: M. Burgos.

Un libro que también es una clara crítica la incapacidad de reacción que se ha tenido a lo largo de los años ante los avances y necesidades de una sociedad, pues al parecer en México es común hacer las cosas sin calibrar sus alcances y carencias.

Invitación

El jueves 2 de septiembre Cristina Rivera Garza recibirá a las 6:00 PM la copia de la Cédula Real en el Ayuntamiento de Puebla y a las 7:00 PM presentará La Castañeda. Narrativas dolientes desde el manicomio general, México, 1910-1930 en Profética, casa de la lectura. La acompañan Juan Carlos Canales, Miguel Maldonado y Alejandro Badillo.

29 de agosto de 2010

Una autobiografía soterrada: El libro del adiós (El Columnista/Suplemento "Sergio Pitol. Una despedida anticipada"-27/08/10)

Escribir es un oficio muy sencillo, dicen que sólo se requiere saber leer y escribir. Pero lograr escribir con sencillez, de forma estructurada y coherente, requiere mayor responsabilidad, destreza y dedicación. Y para escribir bajo el amparo de algún género literario, Nabokov nos recuerda que se necesita entablar un pacto con el sentido artístico, la memoria, la imaginación y sobre todo con el lenguaje; claro debe ser un gran lector. La autobiografía, quizá, es el género literario más complicado, pues se requiere de mucha objetividad, para no convertirla en un panfleto sentimental o en la construcción de un monumento egocentrista. En otras palabras, una autobiografía es hablar de sí, sin buscar ocupar el papel principal. Y una autobiografía literaria es una invitación al lector para que navegue por el mundo que configuró la vida y el pensamiento del escritor y así comprender de mejor forma la construcción y evolución que tuvo la obra del mismo.
-
Una autobiografía soterrada (ampliaciones, rectificaciones y desacralizaciones) (Almadía, 2010) de Sergio Pitol es una clara muestra de lo que hablo. Fiel a su obra literaria y a su modo de escribir, este libro es inclasificable dentro un género, ya que conviven de manera magistral el diario, el ensayo, la memoria y –por primera vez- la conversación. Textos que en su conjunto son un breve, pero amplio recorrido por el perfeccionamiento de la obra de Sergio Pitol. Escritos que hablan de los viajes, los recuerdos, las lecturas y las traducciones que marcaron su vida, siempre literaria.
-
Leer a Pitol es, siempre, una experiencia reconfortante. Leer Una autobiografía soterrada es, prácticamente, imprescindible; pues aquí Pitol decide compartir con el lector amplias reflexiones respecto a su obra, haciéndolo de forma concisa y con la precisión de un bisturí. Como casi ningún escritor, Sergio se quita el traje de escritor y opta por el de un cirujano para hacer un estudio adecuado de su obra, pues el Pitol de este libro, no es el mismo que escribió Victorio Ferri cuenta un cuento, hay más lecturas, amistades, viajes y experiencias. Y leer este libro es revivir, sentir y sufrir al lado de Sergio Pitol; ya que caminamos a la par con él por las calles de La Habana y los pasillos de La Pradera, donde asiste a tratamiento para mejorar los problemas que está teniendo con el lenguaje; y también conocemos a fondo el origen de la mayoría de su obra literaria. Sin duda, la parte más emblemática de este libro es la conversación que sostuvo con Carlos Monsiváis, la cual nos llena de más luz acerca de cómo eran los momentos que estos dos escritores solían compartir.
-
Mejor título no pudo encontrar para este libro, debido a que es un texto donde personaje y obra van a la par, ninguno por encima del otro, aunque debe decirse que Pitol prefiere hablar más de sus procesos literarios, que de él. Clara muestra de la sencillez que irradia nuestro Premio Cervantes y de la grandeza que lo conforma, pues ha preferido darle prioridad a su reflexión, su crítica y su pensamiento; por encima del personaje de “escritor”.
-
Un libro necesario en la biblioteca de cualquier lector, pero sobre todo de los lectores Pitol, porque es –según su autor- el final de su obra, su último libro.

25 de agosto de 2010

"El temblor hecho poesía"(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 25/08/10)

En el amplio mapa literario existen pocas obras que aborden el temblor acontecido en septiembre de 1985, Luz de Luciérnagas (Montesinos, 2010) de Edson Lechuga es una de ellas y la novela es sumamente agradable; pues con una prosa limpia, precisa y tremendamente poética, Lechuga cuenta la historia de Germán Canseco, un poeta y novelista en ciernes.
-
Canseco es un tipo común y corriente con anhelos, frustraciones y penas. Un ser humano lleno de duelos y miedos, que a pesar de ellos, logra sobrevivir a sí mismo. Canseco no sólo lleva en su andar por el mundo esa respuesta que lo regrese a la vida, también carga con el olor a sufrimiento y muerte que le dejo haber sobrevivido al temblor de 1985 y así poder presenciar el fallecimiento de una ciudad que se desmoronó en unos instantes y que se alzó sobre sí para convertirse en otra, que como Canseco aún sigue sufriendo cuando recuerda aquel evento. Dicho temblor sepultó muchas historias y construyó otras; de igual forma en la vida de Canseco, quien sufrió su propio temblor, sus propias muertes y sus propias reconstrucciones llenas de fantasmas que después de veinte años lo siguen acosando.
-
Luz de luciérnagas es la novela de la novela, pues en sí, el lector está asistiendo al sueño hecho realidad de Canseco: publicar su novela Luz de luciérnagas, que junto con sus fantasmas, penas y dolores, lo acompaña a lo largo de historia. Y la cual logra cobrar vida, cuando Canseco encuentra la respuesta que tanto anhelaba. La historia se desarrolla básicamente en dos escenarios: Distrito Federal y Barcelona, conectados en espacio y tiempo por la vida de Canseco; ciudades que alojarán a un joven en busca de algo, sin saber exactamente qué. Y son tres; las personas que provocarán el estallido de muchas de sus decisiones, pensamientos y dolores: doña Raquel, la dueña de una cocina económica ubicada cerca del edificio donde vive en la colonia Narvarte y quien lo alimenta con el amor y comprensión de una madre; Marcelo, el amigo del alma en quien descansa cuando necesita cobijo y apoyo; y Alma, la dueña de una carta, de su vida, su recuerdos más íntimos y dolorosos, también -por qué no decirlo-, de su muerte, esa muerte que se sufre al haber perdido al ser amado. La historia de Canseco; es la historia de cada lector.
-
Luz de luciérnagas es la mezcla perfecta entre imagen y letra, ya que a lo largo de la novela el autor nos va ofreciendo imágenes que complementan y enriquecen la historia. Una novela que estoy seguro disfrutarán. A pesar de usar un lenguaje sencillo, no pierde profundidad. Edson Lechuga lograr personificar con gran habilidad al dolor, a la felicidad y a la amargura, pues usa las palabras adecuadas y necesarias para darles carne. Luz de luciérnagas es la opera prima del poblano Edson Lechuga y estoy seguro que no tardará en encontrar un buen lugar a nivel nacional y lograr simpatía y aprecio literario entre los lectores y críticos poblanos.
--
Invitación
-
El viernes 27 de agosto Sergio Pitol recibirá a las 6:00 PM la copia de la Cédula Real en el Ayuntamiento de Puebla y a las 7:00 PM presentará Una autobiografía soterrada (Almadía, 2010) en el Salón de Proyecciones del Carolino. Lo acompañan Javier Aranda Luna, Eduardo Montagner, Rodolfo Mendoza y su servilleta.

18 de agosto de 2010

"Samperio juvenil "(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 18/08/10)

Escribir para niños y adolescentes no es sencillo, pues se requiere tener la precisión y levedad necesaria para captar su atención; debe construirse una voz narrativa atractiva, cuya estructura esté sostenida por una historia interesante y ad hoc al público al que se piensa llegar, todo eso sin que se sacrifique la calidad. Características que logra a la perfección la novela Tongolele y el ombligo de la luna (Ediciones B, 2010) escrita por el reconocidísimo escritor mexicano Guillermo Samperio e ilustrada por Sofía Escamilla.
-
Con un lenguaje sencillo y cercano a la juventud, Samperio presta su pluma a Juan José para que cuente su historia llena de un romanticismo adolescente.
-
Juan José se encuentra enamorado de su vecina la Pantera Negra, que en realidad es Yolanda, alías Tongolele, a quien le encanta el arte de mover el ombligo, danzar, menearse y hacer un sinfín de contorsiones corporales relacionadas con el baile de cabaret; de igual forma disfruta del bellísimo arte de pintar. Juan José entabla amistad con Tongolele gracias a sus padres y en ese platicar, bailar y comer juntos, nuestro protagonista empieza a enamorarse de ella; a lo largo de la historia el lector podrá ser testigo del vuelco romántico que sufre Juan José y cómo de ser un simple admirador y amigo de Tongolele, se convierte en el personaje que saldrá en las primeras planas de los periódicos, pues con valor y astucia logra salvarla de las manos de unos malhechores.
-
Una novela corta que maravillara a jóvenes y adultos, debido a que posee descripciones exactas del México bajo el cual se desenvolvió Tongolele y consigue mezclarlo con las pasiones e inquietudes juveniles. Texto que tanto padres de familia como maestros de secundaria o preparatoria, podrán utilizar para invitar a las nuevas generaciones a sumergirse en el maravilloso mundo de la lectura.
-
Guillermo Samperio ha sido recibió el Premio Casa de las Américas en 1977 y el Cervantes de París en el 2000. Entre sus obras se encuentran La mujer de la gabardina roja y otras mujeres, Manual para cuentistas, Después apareció una nave y actualmente circulan tres novelas de corte histórico: Hidalgo, Aventurero astuto de corazón grande; Juárez, Héroe de papel y Morelos, Adicto de la nación; todas bajo el sello de Zeta, perteneciente a Ediciones B.

11 de agosto de 2010

"Carolina y el DF (el andar por la historia mexicana)- Parte IV "(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 11/08/10)

A Carolina, porque tu sabia voz evita que me pierda.
---
Visitar la ciudad más transparente y no darse una vuelta por los museos que ésta aloja, se convierte en un verdadero crimen y más en estas fechas bautizadas con el nobiliario título de “Bicentenario”. Dos eran los destinos: El Castillo de Chapultepec y el panteón cívico de Dolores, donde se encuentra la Rotonda de las personas ilustres de nuestra historia nacional.
-
El Castillo de Chapultepec es impresionante, los momentos históricos que ahí se guardan son importantes. Hace años que lo visité., tantos que no recordaba casi nada del Castillo. Este bello recinto es un recorrido muy breve por algunas partes importantes de la memoria histórica, desde 1521 hasta el año 2000 aproximadamente. Nueve son las salas que lo conforman; seis de estas unidades temáticas que se muestran corresponden al repaso histórico y las restantes nos muestran los usos, las costumbres y las ambiciones de los antiguos habitantes de México. Aquí, Carolina y yo pudimos gozar las colecciones que integran dicho museo, sobre todo con todo aquello que era alusivo a Don Porfirio Díaz: el héroe que la Historia Nacional no se ha atrevido a reivindicar. Cada pieza referente a este personaje, hacía que la admiración y el cariño hacia tal prócer creciera más. Todo buen observador y lector de la Historia mexicana, sabrá que la ideología liberal que ayudo a forjar a este México, tiene su mayor cimiente en el pensamiento masónico. Por ello no fue extraño encontrar diversa simbología tradicional como los gorros frigios o el famoso ojo que todo lo ve; pero algo que nos llamó fuertemente la atención, fue encontrar una imagen de la Virgen de Guadalupe la cual descansaba en una base tridente y en cada punta había una representación de bala de cañón, sosteniendo a la imagen en sí estaban tres figuras de cañones apuntalando como si fueran columnas, por último, en la cima del marco que abrazaba a dicha imagen un águila ,similar a la juarista, mirando a oriente; lo que a luces pareciera un sincretismo extraño entre las creencias católicas y las simbología masónica. En fin, lo que pudimos observar en el Castillo nos agradó mucho. Algunas piezas faltaban en sus vitrinas y otras carecían un letrero que explicará de qué se trataban. Algo que sin duda habrá que atender.
-
Conocer la Rotonda de los personajes ilustres era uno de nuestros objetivos en este viaje al DF, el cual acabo siendo nuestro mayor desencanto. A pesar de estar ubicada en el cementerio más importante del Df y de contar en el acceso a la misma con anuncios alusivos a los festejos del Bicentenario; está completamente descuidada; existen tumbas que ya no se puede leer quién descansa ahí, otras están a punto de caerse y por si fuera poco el espacio destinado para la lámpara votiva (“representa un voto, (…) una ofrenda a la memoria de los personajes que ahí yacen, y la promesa de no olvidar su legado. En honor a ese voto, la llama siempre encendida de la lámpara simboliza la permanencia imperecedera de la obra y vida de cada uno de los personajes”, http://rotonda.segob.gob.mx/2_historia.html), estaba apagada y la inscripción que rodea a dicha flama es ilegible pues muchas de sus letras ya no existen.
-
En lugar de gastar esas millonadas en los festejos, deberían invertirlo en el mantenimiento y cuidado de los museos; y en la formación de públicos capaces de aprovechar con los que cuenta cada ciudad. La mejor manera de celebrar el Bicentenario es rescatando, cuidando y transmitiendo los acontecimientos que forjaron a México. No veo de otra, lo demás es vanidad.

21 de julio de 2010

"Carolina y el DF (o el regreso a las raíces)-Parte III"(Columna El Guardián del diván-Diario El Columnista 21/07/10)

A Carolina, porque tu mano es mi Virgilio.
A Jano, Magui y Juan Carlos, por el cobijo y los recuerdos.

---
Todo viaje tiene su rato para descansar y asimilar lo que éste ofrezca a los viajantes, más cuando es un viaje con finalidades renovadoras. El cobijo que Carolina y yo recibimos, fue otorgado por mi primo Alejandro, su esposa Magui y mi sobrino Juan Carlos. Mejor amparo no pudimos tener.
-
Una vez terminado la presentación del libro más reciente de Pitol, que incluyó un coktail y la firma donde pudimos conversar con los amigos allí encontrados y tener un rato para intercambiar palabras con Sergio Pitol, acontecimiento al cual llegó tarde Renata –ex compañera de estudios en el Collhi y tierna amiga-, pero a tiempo para obtener la firma y la foto de Pitol. Los tres tomamos camino al Metro Patriotismo hasta Pantitlán, para luego transbordar y llegar a Misterios, donde nos estaría esperando Jano. Este viaje por las entrañas de la ciudad más grande del mundo, fue como los otros: intenso, abochornante, cansado y curioso; nuevamente era una pequeña muestra del ritmo distinto que ofrece esta otra ciudad sumergida por otra más impactante. Mientras, arriba, el movimiento era un poco constante para ser las 10:30 de la noche, abajo era casi escaso y muy lento.
-
Alrededor de las once de la noche se dio el reencuentro con Jano, Magui y Juan Carlos, nos recibieron con particular alegría que uno podía sentirse como en casa. Por aquí nos instalamos y al poco tiempo estaba lista una sencilla, pero exquisita cena. Luego de una sobremesa donde intercambiamos impresiones de nuestro viaje, apareció un vino tinto, chileno, el cual vino acompañado de un diluvio de recuerdos. Recuerdos que vinieron a recordarme de dónde vengo y la historia que heredo. Relatos, recuentos, acontecimientos dignos de poder ser novelados. Recordar es volver a vivir, pero también es un renacer y un morir, es un viaje por las médulas de un pasado que en ocasiones es grato rememorar y otras veces sería mejor no acordarse de su existencia. Pero hasta el recuerdo más ingrato como el más doloroso, y desde luego el más alegre, sirven para definir el camino y entender el por qué y el cómo se dieron las cosas. Y en este contar y recontar, volvieron a vivir en las palabras de Jano y a veces en las mías: Salud, mi abuela, a quien sigo llevando en mí día a día y sigo sin poder responderme el por qué de su ausencia; Agustín, mi abuelo, a quien no pude conocer y me hubiera gustado porque estoy seguro que podría tener ricas tertulias a su lado; y José Alfredo, mi tío, el origen de mi nombre y de quien, aseguran mis tíos, heredé mucho de las inquietudes que ahora me mueven y me definen. Historias que volvieron a curar el alma y a darme fuerzas para continuar adelante, relatos que fueron un remanso de paz y amor en mi vida. Alguna vez Pedro Ángel Palou, cuando escribía una de sus novelas, recién publicada: “La profundidad de la piel”, pronunció que cuando uno cuenta un recuerdo, este no es puro, pues uno relata el recuerdo tal cómo lo rememora la última vez que lo contó. Espero que la próxima vez que estas historias vuelvan a mi vida, sean a través de una novela que algún día escribiré. Le debo algo a Salud y espero poder pagarla con mis letras que son lo único que tengo y me pertenece.
-
La madrugada nos cubrió, el sueño también alzó la voz, el vino se acabó; momento idóneo para asistir a nuestra cita con Morfeo y dejar que las evocaciones encontrarán el cobijo debido, y que a partir de esa noche, quizá formen parte de la vida de Carolina.

14 de julio de 2010

"Carolina y el DF (o cómo se dio el reencuentro con Pitol)- Parte II"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista”-14/07/10)

A Carolina, porque tus ojos son mi libertad.
A Sergio Pitol, por el honor de considerarme tu amigo.
---
Terminado el recorrido por los cuartos, los retratos, las pinturas y los patios que conforman la Casa Azul y una vez adquiridos los recuerdos deseados, era momento para que nuestros pasos abandonaran aquella casa. Ahora había que dejar Coyoacán y acudir a nuestra próxima cita: la librería Rosario Castellanos del FCE, en La Condesa, donde se presentaría “Una biografía Soterrada” de Sergio Pitol (Almadía, 2010). Odisea que una vez más nos invitaba a sumergirnos en las entrañas de esta gran ciudad para movernos en Metro, profundidades de las que nadie quiere formar parte: de Coyoacán a Centro Médico y de este a Patriotismo, pasar en total 7 estaciones. Terminales que al ojo de cualquier transeúnte foráneo ofrecen una diversidad de estampas: desde el que va con cara de pocos amigos, pasando por las parejas que están a punto de usar dicho transporte como un motel móvil.
-
Llegado al punto deseado, era cuestión de caminar unas cuantas cuadras y así llegar al segundo motivo de este viaje: el reencuentro con Sergio Pitol, que presentaría su más reciente libro, lo acompañarían Álvaro Enrigue y Juan Villoro. Camino a la librería, vendría la otra sorpresa: Ignacio Padilla sentado en un restaurante cercano a la librería. Nos dimos el abrazo adecuado, también iría a lo de Pitol. Sin nada en el estómago, Carolina y yo decidimos que lo mejor era quedarnos en la librería, faltaba media hora para que el evento iniciara. Estando a las afueras de la librería, nos percatamos que Pitol también iba llegando, hermosa coincidencia, esperamos ahí para poder saludarlo, después de hacerlo entramos a la Rosario Castellanos para descansar y calmar un poco el hambre en la cafetería y ahí estaba sentado Daniel Sada, otro viejo conocido.
-
Satisfecha el hambre de Carolina y faltando unos cinco minutos para el inicio del evento, fuimos al lugar destinado para la presentación del libro de Sergio Pitol, casi a la entrada otro viejo amigo aparecía: Jorge Volpi, quien venía acompañado de otra amiga: Paola Tinoco. Entramos al lugar y estaba al tope, por suerte nos percatamos de que existían dos lugares al frente y tomamos plaza. Mejor lugar nunca. El evento empezó a la hora anunciada, Enrigue y Volpi acompañarían a Pitol, Villoro se había quedado atorado en alguna parte de la ciudad, razón por la cual mandó a un representante a leer su texto. Hecha la presentación protocolaria, habló en primer lugar Sergio Pitol para decirnos: “Fui amigo de Carlos Monsiváis más de cincuenta y cinco años. Le dediqué el primer cuento que escribí: “Victorio Ferri cuenta un cuento”. Durante cinco o seis años, Monsi, Pacheco y yo fuimos grandes amigos. Hablamos sin tregua de literatura, vimos cientos de películas en un cine club, también al teatro, exposiciones, conciertos y a marchas en la calle. La última parte de éste libro…hay una conversación entre Carlos y yo, que muestra la complicidad y donde se advierte que fui un discípulo en los campos de las letras, la moral y la política. Este es mi último libro y el final de mi obra”. Palabras que conmovieron a todos los que estábamos ahí presentes: uno de los mejores escritores estaba anunciado su retiro. Todos aplaudimos de pie, casi por cinco minutos, quizá más… Sergio se puso de pie para aplaudirnos y desde su distancia, nunca tan cercana, brindarnos un abrazo que venía acompañado de una mirada triste, conmovida y apunto del llanto. Y sí, quizá en el fondo, todos los que fuimos a dicho evento sabíamos que ese era el verdadero motivo de querer estar ahí. Porque ahí estaban Mario Bellatin, Margo Glantz, Anamari Gomís, José de la Colina, Javier Aranda Luna, Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Daniel Sada y otros allegados a Sergio Pitol. Todos amigos, pero sobre todo lectores de Sergio Pitol. Luego vinieron los discursos de Enrigue, Volpi y Villoro, todos ellos conmemorativos, precisos y antologadores. Textos que en su contenido agradecían su obra, su amistad y su existencia; palabras que le pedían no cumplir sus palabras, porque nunca se está preparado para las despedidas. Pero Sergio, como un padre literario, como un amigo de sus lectores, ha optado por prepararnos, dejando en nuestras manos un bello libro.
-
Al término de la presentación, vino el coktail y la firma de libros, donde Pitol con suma paciencia y cariño atendió a cada uno de sus lectores.
-
Y la pregunta es: ¿Qué espera la BUAP para otorgarle el Honoris Causa a Sergio Pitol?, porque aunque a Pitol no le hace falta, a la BUAP sí y a Puebla también, pues a pesar de que él se dice más habitante de Xalapa que de Puebla, el nació aquí y seguimos en deuda con él.

7 de julio de 2010

"Carolina y el DF- Parte I"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista”-07/07/10)

A Carolina, por ser la Kurá de mi mundo.
--
Caminar por otra ciudad que no es la natal, andar como si nada, con singular familiaridad. Dominar al monstruo. Enfrentarlo. Siempre al lado Carolina –la de serenos ojos y palabras de bisturí-, que me entrega su confianza y se anima a caminar por esa gran ciudad: el Distrito Federal, por todos temida, aborrecida e indeseada. Mientras que para mí, es la ciudad anhelada y perfecta. Prefiero el anonimato citadino que otorga la región más transparente del aire a la hipocresía citadina y acomodaticia de la levítica ciudad de los ángeles y el Chelis.
-
Recorrer el Distrito Federal es transitar por dos ciudades al mismo tiempo, la exterior: aquella que vemos a diario y dejamos de admirar, porque no se tiene tiempo para la contemplación, sin embargo esa ciudad tan despreciada por la vista, es la que siempre aloja los pasos, los sueños, las horas de trabajo, las horas de comida y las horas de ocio de cada uno de los habitantes; y la subterránea: aquella en la que cada caminante suele refugiarse para evitar la pesadez del mundo que arriba continua a otro ritmo, abajo se anda con prisa, porque así como se entra, se quiere salir. Quizá por saber que ese acto es un preludio de nuestro final: permanecer bajo tierra.
-
El viaje emprendido a esta ciudad tenía muchos motivos intrínsecos: culturales, literarios, sentimentales, familiares y motivacionales. Necesitaba respirar un poco de libertad; cimentar mi relación con Carolina y condimentarla con experiencias únicas y nuevas; reencontrarme con la escritura que hace rato me tiene abandonado; vitaminarme con la ansiedad de una ciudad enorme, para poder tolerar la tranquilidad y aburrimiento de otra como lo es Puebla; hacer a un lado el apellido Pérez que se ha vuelto asfixiante y decepcionante, para respirar el Godínez, que con todo y sus desavenencias, sigue siendo la mejor opción para recuperar la vida, entre otras cosas.
-
La primera parada destacada que realicé con Carolina fue en la Casa Azul de Frida Kahlo. Un lugar hermoso e impresionante. Observar algunas de sus obras, los lugares donde dormían, comían y desde luego, pintaban. Contemplar la silla de ruedas, sus pínceles, sus libros y demás pertenencias lograban que uno se imaginara cómo fue su vida, sus alegrías, sus tormentos, sus dolores y entonces, sí, sentir con mayor profundidad cada una de las pinturas creadas por Frida. Pinturas que se encarnaban y me enfriaban. Pinturas que me eran descritas por mi Carolina, que de un momento a otro lloraba de emoción, porque estaba ahí, el lugar, la estancia de Frida Kahlo, donde su pintora admirada había vivido, sentido y creado. Yo también quería estar ahí y no hubo mejor ocasión, ni mejor compañía que la de mi Carolina. Frida nunca vio al sufrimiento como algo indeseable, sino como parte de la vida, quizá indispensable. Frida no sería lo que hoy es, sin esa visión que le otorgó la pérdida de su pierna.
-
¿Cuántos no andamos por la vida mutilados? Muchos, empero son pocos, por no decir escasos los que han podido hacer de esa mutilación un motivo para la creación, sin convertir al arte en un panfleto sentimentalista. Y ¿cuántos hemos sido capaces de plasmar con tal exactitud el dolor humano? Casi ninguno y probablemente la única persona se llama Frida Kahlo.