30 de octubre de 2013

Una fábula antidepresiva-(Sexenio-Puebla 14/10/13)

Nuevamente Sexto piso y CONACULTA unen esfuerzos para editar un libro más de la colección Sexto piso niños: Los insectos invisibles, escrito por Emiliano Monge e ilustrado por Adrián Pérez Acosta.

A lo largo de 47 páginas Monge cuenta la historia de tres amigos insectos: Hormiga Tigre, Ciempiés Tóxico y Escarabajo Carroñero quienes son presas de la apatía, la desidia y el aburrimiento; lo que les lleva a ser víctimas de la depresión. Viven en automático, aborrecen la escuela, el juego, la lectura e incluso ir al baño. Tres amigos cuyo mayor anhelo de vida es pasar los días acostados viendo el tiempo pasar y sin emitir alguna idea o pensamiento. Sin embargo, todo cambiará para ellos cuando hace su aparición el Sapo Verrugoso, que ve a este trío de amigos como presa fácil. Fortuitamente sólo permanecerá con vida Hormiga Tigre; empero la sobrevivencia no le ayudará a comprender: que vida sólo hay una y seguirá vagando hasta ser condenada a descender al octavo círculo del infierno: el círculo vicioso; donde caen todos aquellos que deciden entregarse a la indolencia, el abandono, la inercia, el descuido y la desgana entre otras malas posturas ante la vida. Frente a este escenario, Hormiga Tigre recupera las ganas por vivir y encuentra las fuerzas para salir de ese octavo círculo del infierno e incluso impulsar a los demás insectos que ahí penan por sus malas decisiones. A partir de aquí Hormiga Tigre se volverá un ejemplo a seguir para los demás y el líder que les enseñara a tener una actitud positiva ante la vida.

Los insectos invisibles de Monge es una historia que logra conjuntar un lenguaje propio de los niños, pero también de los adolescentes y maneja con maestría dos temas importantes en estos días: la depresión y el asunto de los “ninis”.  El manejo de colores en cada una de las situaciones refuerza el contenido del relato.

Una suerte de fábula contemporánea que pretende transmitirles a los niños y jóvenes de México que ante la adversidad siempre está por encima la actitud que uno pueda tener y que entregarse a la desidia, la inercia puede llevarlos a convertirse en seres invisibles, muertos en vida; y en el peor de los casos a ser presas de la depresión.


Un libro altamente recomendable para toda la familia y las edades.

14 de octubre de 2013

Uno de Whiskey para llevar-(Sexenio-Puebla 03/09/13)

Hay novelas que sirven para demostrar un derroche de técnica literaria, otras para graduarse como aprendiz de alguna tradición literaria o de un escritor determinado y algunas más ofrecen una historia que atrapa y/o entretiene al lector. Las mejores, sin duda, son las últimas.

César Silva Marquez ha publicado recientemente en Almadía su novela Juárez Whiskey. Una novela que abandona las falsas pretensiones y se dedica a contar  la historia de Carlos, un ingeniero de treinta años.

Carlos vive en medio de una ciudad donde los descabezados, los desaparecidos y la guerra contra el narcotráfico son el pan de cada día. Sin embargo, Silva Marquez abandona la posibilidad de centrar su historia en el narco y sus consecuencias, para recordar al lector que en medio de la violencia siguen existiendo las historias de personas que intentan sobrevivir a sus infiernos particulares.

Los infiernos de Carlos son amorosos y llevan el nombre de: Belinda quien encarna la derrota amorosa y el tormento de ser su “mejor amiga”, Angélica le rememora que la posibilidad que te dejen por otro es real, Blanca es la típica mujer bipolar y contradictoria; mientras que Gabriela Torres es la única mujer con la cual siente una gran atracción, pues comparten una cierta afición por la literatura, empero es su dentista y nunca sale con sus pacientes. En medio de todas estas historias, está el complejo asunto que significa sobrevivir el día a día: conservar un trabajo no del todo satisfactorio, soportar un dolor de muela extremo, salir a la calle con el riesgo a ser asaltado, secuestrado o convertirse en un daño colateral y aceptar que su vida ha cambiado a partir de un accidente automovilístico donde atropelló a un citadino.

Silva Marquez acierta en tres cosas: la brevedad de la historia; el tono narrativo, casi poético, pues eso le da la hilaridad necesaria para que la historia fluya; y la fortaleza que le da a Carlos, al igual que la jerarquización otorgada a las mujeres de Carlos, donde importa la única que es nombrada con todo y apellido. Su único error consiste en la forma extraña en que Carlos logra salir avante del aquél accidente.


Juárez Whiskey le recuerda al lector que cuando la rutina secuestra la vida, ya nada es capaz de sorprendernos y se corre el riesgo de acostumbrarse –incluso- a las malas noticias. Sin embargo, la vida global está supeditada a los infiernos personales y mientras uno no sea capaz de encontrar el camino, será dependiente a los otros y las circunstancias.