27 de marzo de 2012

Auster y el poder de autonovelarse-(Sexenio-Puebla 19/03/12)

Escribir sobre sí mismo suele ser complicado. Escribir sobre el camino andado con objetividad es, casi, imposible. Autonovelarse con precisión, belleza y juicio, se antoja inexistente. Sin embargo, Paul Auster lo ha logrado en su reciente libro: Diario de invierno, el cual se une a otro par de libros escritos en el mismo estilo: La invención de la soledad y A salto de mata.

Auster tiene 65 años y con ello viene la nostalgia y las ganas de saber si lo hecho hasta el momento valió la pena.

A modo de diario cronológico y narrado desde la tercera persona, Auster ofrece al lector una autobiografía novelada, lejana de todo panfleto sentimentalista y donde el juicio personal tiene amplia cabida.

Diario de invierno es un libro admirable, pues posee una precisión narrativa, como se puede ver en los relatos que hace de sus recuerdos de infancia o de las amplias narraciones de los 21 cuartos o casas en las que ha habitado, las cuales han tenido un significado para él en su vida. Cada cuarto es la metáfora de su propia evolución. Tal es la precisión contenida en cada párrafo que inmediatamente uno logra sentirse caminando al lado de Auster, uno sufre con Auster; aunque también se goza con él al revivir sus encuentros sexuales. Pero también uno se enamora, al leer la forma en que describe a su esposa, después de tantos años de compartir la vida, así como la elegancia que tiene para referirse a sus viejos amores.

Auster comparte con sus lectores –sin temor a ser juzgado- todo tipo de recuerdos que trazaron, modificaron e influyeron cada una de sus decisiones: las enfermedades, las pérdidas de familiares, los momentos engorrosos de la infancia, las amistades memorables; entre otros. Muchos de estos recuerdos, como el lector descubrirá al adentrarse en sus páginas, fueron el origen de algunas de sus novelas.

Diario de invierno, para el lector y los escritores, es el ejemplo más claro de cómo escribir una autobiografía novelada. Para Paul Auster, pienso, es la forma de conversar consigo, de reconocer sus aciertos, ubicar sus errores y perdonarse.

Una lectura que no debe dejar pasar.

19 de marzo de 2012

La obesidad infantil y la novela gráfica-(Sexenio-Puebla 12/03/12)

Hace unos años la Encuesta Nacional de Nutrición en México[1] lanzaba cifras preocupantes en cuanto al tema de la obesidad infantil: 27.5% de los niños en edad escolar presentan sobrepeso. Aquí algunos datos con mayor precisión: Un niño obeso tiene 12.6 más probabilidades de tener diabetes mellitus y 9 veces más probabilidades de ser hipertenso a edad temprana que niños no obesos. Mientras que los niños con 15% de sobrepeso tienen alteraciones ortopédicas, dificultad para estar erguidos, alteraciones de alineación de columna y extremidades debido al enorme depósito de grasa abdominal. Todo esto provoca que al hacer ejercicio, el niño/a se fatiga rápidamente porque el corazón late más veces por minuto de lo normal, los pulmones ventilan inadecuadamente y si continúa la actividad, pueden aparecer calambres, dolor por fricción del hígado con las costillas (de caballo) y otras complicaciones.

Como se ve los datos son alarmantes. Un par de años atrás la SEP tomó cartas en el asunto y prohibió tajantemente la venta de comida chatarra, así como el aumento de clases de educación física.

Un aporte para cambiar estos índices, sin duda, es Señor Fritos escrito por Mauricio Montiel Figueiras e ilustrado por Bernardo Fernández “BEF”, bajo el sello editorial de Sexto piso, dentro de su novedosa colección: Sexto piso ilustrado.

El dueto conformado por Mauricio Montiel y BEF, a lo largo de 100 páginas, cuenta la historia de Andrés, un niño que come hotdogs, hamburguesas, frituras, golosinas y odia ingerir frutas y verduras. Disfruta de ver el fútbol y de platicar con Don Ari, su mejor amigo, –dueño de la tienda Los 3 Arieles- con quien comparte la afición por el fútbol y las golosinas. Conforme avanza el relato Andrés va viviendo todos los efectos negativos que conlleva el sobrepeso: imposibilidad para jugar el fútbol, burla de sus compañeros. Originando en Andrés problemas de índole psicológico, emocional, así como una gran falta de autoestima. Aunque sus amigos y familiares buscan hacer cambiar de opinión Andrés, éste no cede ante los consejos, pues no se imagina una vida sin golosinas, además de asumir que todo la demás sabe feo, pues su imaginación así lo indica. Todo cambiará para Andrés a partir de la muerte de Don Ari y de un sueño futurista que tiene después de haber sufrido un dolor de cabeza, en dicho sueño Don Ari se aparece ante Andrés para hacerle ver lo que le espera en el “más allá” si no cambia sus hábitos alimenticios, y le recuerda que: “Somos lo que comemos y morimos como comemos”. Al despertar, Andrés tomará la decisión de cambiar su vida y practicar, en serio, su mayor pasión deportiva: el fútbol.

Señor Fritos es una novela gráfica agradable que pone las cartas sobre la mesa respecto a la obesidad infantil en México y aporta más que la campaña emprendida por la SEP, al presentarse como una opción para que los padres de familia, maestros y/o hermanos lean al lado de los niños.

Habrá que agradecer a Sexto piso por tocar temas tan importantes para el futuro de México y hacerlo de tan bella forma.



[1] http://www.pumitasfutbol.unam.mx/obesidad.html

13 de marzo de 2012

El otro rostro de Juárez-(Sexenio-Puebla 07/03/12)

El próximo jueves 8 de marzo a las 18:00 horas en el Museo Regional Casa de Alfeñique (4 Ote. #416 Centro Histórico) se vestirá de gala al recibir a Eduardo Antonio Parra para presentar su novela Juárez. El rostro de piedra; lo acompañaran Mario Alberto Mejía y Luis Felipe Lomelí. Por eso es que me permito reproducir la reseña que hice de esta novela en el extinto diario El Columnista.

Eduardo Antonio Parra se inscribe en esta avalancha de escritores mexicanos que han optado por novelar a los próceres de nuestra mítica Historia. Sin duda, Antonio ha escogido a uno de los insignes más importantes para la nación mexicana: Juárez ni más, ni menos. Juárez, el prestigioso liberal; Juárez, el personaje más representativo de la masonería en México y quizá en Latinoamérica; Juárez, el gran reformista; Juárez, el que en México le dio a la Iglesia lo que es de la Iglesia y al gobierno lo que le pertenece; Juárez, el que está en todo el país ya como nombre de escuela, ya como designación de alguna calle o como “el rostro de piedra” que se erige en alguna plaza de cada ciudad y a la que cada 21 de marzo se le deja una ofrenda floral. Hablar de Benito Pablo Juárez García es una ardua y complicada tarea, pues aparentemente –según Monsiváis- ya se ha dicho todo acerca del personaje plasmado en los billetes de veinte pesos. Sin embargo, Antonio con esta novela demuestra lo contrario.

Eduardo logra mezclar con gran perfección dos estilos literarios, por decirlo de una forma: el realista y el actual. Recurre a las descripciones detalladas, a veces asfixiantes (propias del realismo); pero juega con los tiempos para romper con la linealidad, logrando así una novela redonda en la cual va retratando a aquél Juárez que luchó a muerte contra Santa Anna; que derrotó a Miramón en la Guerra de Reforma y a Habsburgo en la Guerra de Intervención; pero también habla del Benito que conforme transcurren los años y los logros en el poder, se va volviendo más ambicioso y se reniega a perder o ceder tal, porque Juárez en vida se sabía héroe y se sentía indispensable para el país.

Juárez es la novela de un héroe lleno de claroscuros, de un humano que actúa bajo la razón, el amor, el patriotismo, la humildad, la sencillez; pero también bajo los efectos de la envidia, la soberbia, la egolatría. Aquí también se plasma la vida de un Benito que llega al poder fortalecido y apoyado siempre por Margarita, su esposa, y sus amigos liberales como: Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Miguel Lerdo de Tejada, Sebastián Lerdo de Tejada; entre otros, pero poco a poco la guerra, la vida y la búsqueda por permanecer en el poder -hasta que encuentre alguien capaz de manejar el país o la muerte se lo lleve-, le van arrebatando a cada una de sus fortalezas hasta volverse un ente débil o al menos una frontera fácil de pasar.

A lo largo de cuatrocientas cuarenta páginas el lector se acercará a un Pablo que caminará por situaciones adversas de las cuales saldrá triunfante y verá cómo un hombre tan lleno de certezas y seguridades en el inicio de su carrera política, al final de su vida se la vive en la duda y el desacierto, víctima de su propia historia que él y nadie más trazó.

Juárez. El rostro de piedra es publicada por Grijalbo en su colección de novela histórica y a diferencia de muchas otras novelas que recientemente proliferan, ésta sí aporta algo nuevo en la forma de mirar a Juárez.

7 de marzo de 2012

Bienvenida sea la novela gráfica mexicana-(Sexenio-Puebla 27/02/12)

Sexto piso es una editorial muy propositiva y cuya característica es apostar por escritores y títulos novedosos, controvertidos y que difícilmente veríamos en editoriales comerciales.

Una de las recientes apuestas de esta editorial está siendo la novela gráfica y el cómic, sus primeros aciertos fueron Viva la vida. Los sueños en Ciudad Juárez de Edmond Baudoin y Jean-Marc Troubet, y Diario de Nueva York de Peter Kuper, dos libros muy bellos y que lograron una opinión positiva, tanto de lectores como de críticos, debido a su contenido y belleza artística.

La calavera de cristal es la nueva apuesta mexicana de Sexto Pisto, escrito al alimón por Juan Villoro y Nicolás Echeverría e ilustrada por BEF. Este libro, desde mi perspectiva, busca colocarse –principalmente- en el gusto de los jóvenes y un que otro lector infantil.

Aquí se cuenta la historia de Gus, quien después de asistir al décimo aniversario de la muerte de su padre: el capitán Rodríguez de Plata y tras haber escuchado las palabras que le dedican, se da cuenta que para él su padre era un completo desconocido. A partir de aquí nace en Gus la curiosidad de saber quién fue realmente su padre. Después de una visita hecha a su abuela, ésta le manda a Gus un armario que su padre le había dejado y después de mover algunos cajones aparecen de forma sorpresiva: un códice maya, un reloj y la bitácora de su último viaje. Este descubrimiento lo llevará a conocer mejor a su tío Felipe y así, junto con él, poder descifrar el códice que su padre había dejado escondido. Juntos se darán cuenta que el códice habla de un tesoro que fue otorgado a uno de los emperadores mayas, esta pista los hará partir en búsqueda del tesoro; en el camino se encontrarán con gente codiciosa como Venus de Venegas y su bella Circe, a quienes sólo les interesa obtener tesoros invaluables para destruirlos a placer. Gus y su tío Felipe, al lado de Bernabé y “El reptil” Rodero descubrirán el tan preciado tesoro que el capitán Rodríguez de Plata había ocultado de los malandrines.

Intriga, traiciones y diversión; aunada a su narración precisa y envolvente de Juan Villoro, así como de los excelentes dibujos de BEF; son algunos de los elementos que convierten a La calavera de cristal en un hermoso libro.

Un texto disfrutable que seguro se colocará en el gusto de todos los lectores y que podrá ser un buen gancho para atraer a miles de jóvenes al mundo del libro.

Bienvenidas más obras como La calavera de cristal.