7 de agosto de 2012

La cotidianidad vuelta poesía-(Sexenio-Puebla 01/08/12)



La poesía embellece el alma y reaviva las esperanzas.
La poesía duele hondamente.
La poesía es la única capaz de poner nombre y apellido a cada uno de los sentimientos, sensaciones.
La poesía es tan notable que convierte a lo grotesco en bello.
Inclusive la poesía también es capaz de hacer reír a las personas.
En fin, la poesía es una de las artes más completas.
Estas son algunas de las impresiones que quedan al leer a Fabián Casas y su poemario El pequeño mecanismo de los acontecimientos; editado por Almadía y conformado por 58 poemas. Dicho poemario, consiste en una antología –casi cronológica- organizada por Hernán Bravo Varela. Un antología perfecta, pues el antologador realiza un bello trabajo al alimón con el poeta, ya que logran ordenar cada uno de los poemas de tal forma que se plasme una clara evolución poética, pero también buscando mostrar una estética propia dentro del libro. Haciendo de El pequeño mecanismo de los acontecimientos un poemario independiente, temático.
Fabián Casas es un poeta de pocas palabras, pero todas ellas precisas y sencillas. Versos que retratan su mundo personal con belleza y conmueven hasta al más duro de corazón, como lo es la muerte de su madre.
Sin embargo, Casas también se inspira en cosas tan contemporáneas como los cómics o  es capaz de poetizar experiencias cotidianas como lo es quedarse sin llaves en medio de la oscuridad o esperar que la aspirina haga su efecto debido.
La capacidad de Casas es amplia.
Leer a Casas es entregarse a una poesía que es sencilla para cualquier lector, pero con una complejidad: la hacer que cada uno de nuestros acontecimientos diarios, tan mecánicos, tan burdos sean al mismo tiempo muy poéticos. Lo que hace que el lector pueda fácilmente apropiarse de este poemario.
El arte del libro corre a cargo de Alejandro Magallanes y viene a redondear la belleza de este libro.
Almadía es una editorial que ha arriesgado con propuestas novedosas para el lector mexicano, donde el libro como objeto sigue siendo de alto valor. No hay edición que no sea artística.

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