22 de mayo de 2013

Creo en Aute, porque creo en la poesía-(Sexenio-Puebla 16/05/13)


Yo nunca voy a un concierto sin compañía. Karla Blancarte, nuevamente fue la cómplice –quizá la víctima. El pasado 3 de mayo se presentaba en Puebla Luis Eduardo Aute. A Karla no le gusta la trova, pero acepto ser mi compañera.

Alrededor de las siete de la noche, nos acercábamos al zócalo de Puebla para atestiguar un lleno casi absoluto y mientras los asistentes esperaban la llegada de Aute, en el escenario Iván García, la bella y talentosa Michelle Solano, y Jaime Flores la hacían de teloneros. 

En lo que la gente esperaba y Karla tomaba fuerzas para soportar un concierto de trova; yo andaba tras bambalinas anhelando obtener una foto con el maestro Aute. Minutos antes del concierto, sale del camerino y cual imagen poética, ahí estaba: copa de vino tinto en mano y el aire ondeando su canosa cabellera. La gente del Festival 5 de mayo hacía una valla humana para cuidar su camino, lejos de todo fan; empero de forma educada, le solicité se tomará una foto, la cual aceptó con gran sencillez y maestría.

Siendo las ocho de la noche, la gente coreaba y exigía: ¡Aute, Aute, Aute!, las luces bajaban su densidad y empezaba a proyectarse en una pantalla: El niño y el basilisco, película que complementa a su más reciente producción: El niño que miraba el mar. Sin embargo, pocos son los asistentes que saben que Aute no es un simple cantautor, también es poeta, pintor y cineasta.

Quizá eso explique los silbidos que empezaban a escucharse. Algunos querían oírlo cantar, no una experiencia artística; pienso.

Al término de la película, aparecen Aute y sus músicos, y los aplausos también hacen acto de presencia. Aute conmovido saluda a la gente, agradece con las manos. Los vivas cobraron más fuerza cuando Luis Eduardo aseguraba que tenía muchas conexiones con Puebla, dos de ellas: Fernando Canales –conductor de noticias- y el cantautor Carlos Díaz “Caito”, quien fuera el primero en traer las canciones de Aute a Puebla –quizá el argentino más poblano.

Al terminar la salutación amistosa y oficial, vinieron tres horas de concierto, tres horas en las que los asistentes –algunos no tan conformes- pudieron escuchar todas las canciones de su nuevo disco, alternándolas con viejas conocidas como: Mojándolo todo, Quiéreme, Prefiero amar, Alevosía, Sin tu latido, Anda, Al alba, La belleza, Giraluna, No te desnudes todavía.

Entre canción y canción, Aute se aventuró a ofrecer una serie de sentencias que navegaban entre el chiste y la certeza ideológica: “Yo creo en Dios, porque creo en el sexo. El sexo puro es Dios. Dios es sexo, pues cuando se llega al éxtasis se invoca a Dios: Dios, Dios no pares. Y es que nunca se invoca a Satanás”.

De igual forma, Aute aseguraba a sus escuchas: “otro mundo es posible y está en nuestras manos”. También alentó a que los jóvenes sigan saliendo a las calles a exigir que se corrijan las cosas que algunos adultos han hecho mal; palabras más, palabras menos.

Tres horas llenas de poesía, de protesta y de mucho amor. 

Aute fue toda entrega y habrá que agradecerlo.

Karla fue toda paciencia, todo oído y gran compañía; habrá que premiárselo. Y es que uno nunca va a escuchar algo que no le gusta.

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