3 de febrero de 2010

"Imaginando un México"-(Columna "El Guardián del diván"-Diario “El Columnista” de Puebla- 03/02/10)

Querido lector, se imagina usted un país donde día a día mueren miles de mexicanos, víctimas de la pobreza extrema, de la violencia generada por una pelea estúpida que un gobierno ejerce contra el narcotráfico, y que a pesar de ello los medios de comunicación digan a todas luces que la violencia existente es lo normal. Pero todo cambia, cuando un personaje importante “digamos futbolista” es atacado en plena madrugada en un antro, entonces, de repente, dicho país es declarado como inseguro, violento y corrupto. El caso toma magnitudes tan graves, pues ya dijimos después de un par de años la violencia llegó a ese país, y el presidente de ese país jura dar con los culpables y muestra tu terrible preocupación a la sociedad ante tales eventos.
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Suena terrible ¿no?, digno de una novela negra o policiaca.
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Ahora mentalice que ese país, recientemente violento, está caminando en un año que celebra los doscientos años de su independencia y los cien años de su revolución, ambos eventos contribuyeron a la anulación y desaparición de un invariable número de incomodidades y a la reinvención de un país que no gozaba ni de pies ni cabeza, al menos no claramente; que sus políticos, en lugar de discutir la vigencia y aporte hasta nuestros días -para bien o para mal-, de ese par de eventos, se encuentran atacando el bolsillo del pueblo: desempleándolo, subiéndole e inventándole impuestos y para colmo la Iglesia realiza un enfrentamiento en contra de una corriente ideológica y partidista.
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Espeluznante ¿no cree querido lector?, suficiente material para una película apocalíptica.
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Pero no se espante, eso está lejos de suceder en México. Pues para suerte de cada uno de nosotros, vivimos en un país donde la libertad de expresión se respeta; donde la Iglesia se dedica a sermonear, más no a dar lecciones y recomendaciones políticas; donde el Presidente vela por cada uno de los mexicanos y buscar proporcionarles un país, estable cuyo efecto, se ve reflejado en el gran poder de adquisición y comodidad; y además nuestro México escucha a sus intelectuales: los entiende, los digiere y los discute. Nuestro México es un país donde la inseguridad, la violencia, la corrupción son tema de la ficción; donde no se necesita atentar contra una personalidad para actuar con precisión y claridad.
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Viene el 2010 y no hay de qué preocuparse, pues las deudas históricas que cada uno de nosotros pueda tener con nuestro país, están saldadas. No hay rupturas que saldar. No hay errores que enmendar. Sólo es un año en donde recordaremos a una serie de héroes que dieron su vida para intentar construir el país en el que vivimos, el cual hemos sabido aprovechar y mejorar. Inclusive, los gobiernos de cada Estado deberían convocar a cada uno de sus ciudadanos a hacer acto de presencia para brindarnos un aplauso y regalarnos un abrazo, pues hemos sabido actuar con decencia, rectitud, tolerancia, amor, paz y fraternidad.

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